sábado, noviembre 08, 2008

Parte del alzamiento en Demajagua el 10 de octubre de 1868.

Copia del parte del pronunciamiento efectuado en “La Demajagua” en Manzanillo, el Diez de Octubre de 1868, y primer encuentro de Yara con las tropas españolas rendido por el que suscribe, en su calidad de Gral Segundo Gefe entonces del Ejército Libertador.

Al General en Gefe del Ejército Libertador C. Carlos Manuel de Céspedes= Cuartel Gral en Naguas el 13 de Octubre de 1868=Gral.=

Adoptada la resolución de llevar a cabo el día 10 del actual el movimiento revolucionario combinado para el 14 en el ingenio “El Rosario”, la noche del seis del mismo a fin de precaverlo, antes de ser iniciado, vista la actitud que demostrase el Gobierno español de un fracaso no difícil; y consecuente con la orden de V del G; que me fue comunicada aquella propia noche en mi finca, San José de Blanquizal se hizo el llamamiento a los patriotas conjurados de la Jurisdicción, para que, desde luego, fueran congregándose con dicho objeto en su ingenio “Demajagua”; debiendo esperar yo con los míos en mi citada finca, sus ulteriores órdenes: Allá para las 6 de la mañana del referido día 10 y de su orden, al pasar el correo ordinario que conducía la correspondencia franca de Manzanillo a Bayamo, traté de apresarlo y apoderarme de las valijas; lo que no pudo resultar porque alarmada la población desde la noche antes ya el postillón venía sobre aviso y por demás precavido; en tanto, que, al aproximarse a mi avanzada donde le acechaba penetrando parece mis intenciones, retrocedió, con su caballo tendido a escape, regando paquetes por el camino y alarmando a aquellos vecinos y transeúntes. De pronto tiré del revólver para hacerle fuego, y al ir a dispararle me detuve, ante la reflexión del crimen que sin fruto ostensible para nuestra causa iba a cometer, sacrificándose sobre todo una víctima que me había dado la espalda. Hícelo perseguir, sin embargo, por dos hombres montados; y como a los pocos minutos regresaron estos manifestándome haberle dejado ya en la Capitanía del Partido distante solo, poco más de 2 kms de Manzanillo, y otros tantos de mi citada finca, di la orden de montar y ya puesto en marcha con una descubierta y al mando del C José Rafael Masó, se me incorporó el C Juan Hall, con los suyos, llegando ambos a la Demajagua con más de 200 hombres. Como a las diez del día nos encontrábamos congregados en aquel ingenio sobre 500 patriotas; mandados formar por el Gral en Gefe, se dió el El Grito de Independencia! Enarbolándose el Estandarte que lo Simboliza, a cuya sombra prestaron todos el juramento solemne de vencer ó morir antes que volver a ver hollado el suelo de la Patria por ninguna de las tiranías. El Gral en Gefe, reunió sus esclavos y los declaró libres desde aquel instante invitándoles para que nos ayudasen si querían, a conquistar nuestras libertades; lo mismo hicieron con los suyos los demás propietarios que le rodeabamos. Acto contínuo se pasó revista al armamento: circunstancias que no son del caso enunciar, hicieron que este resultara menos numeroso de lo que se esperaba; y así por esta causa como por no ser ya posible la sorpresa, se resolvió en consejo desistir del asalto combinado sobre Manzanillo en el antedicho ingenio El Rosario en la noche del 6, permanecer el resto del día donde nos hallábamos, para observar los movimientos del enemigo; hacernos fuertes, si por el contrario nos atacaba, y marchar al día siguiente para Naguas, cuyo punto se había hecho reconocer con bastante antelación para establecer en él nuestro cuartel general y dirigir desde allí las operaciones. Desde luego se robustecieron las guardias avanzadas de aquel campamento, acuartelándose el grueso de la fuerza, municionados los tiradores y preparados todos para cualquier eventualidad.

Transcurrió aquel día sin que ocurriese otra cosa de particular que la salida de algunos correos conductores de las diferentes órdenes giradas para toda la jurisdicción, y la entrada de nuevas partidas de patriotas, que por la distancia no habían podido concurrir antes; debiendo advertir que por los primeros fueron conducidos varios prisioneros entre los cuales se contaban los españoles Don Victorino Alvarez y Don Pedro Albailer, comerciantes de Bayamo, que se dirigían a la capital por la vía de Manzanillo, conduciendo ambos respetables cantidades de dinero en oro y libros para sus respectivas transacciones.

En la madrugada del once (11) recogidas las avanzadas y formada la columna en un número de unos 650 hombres después de una arenga del Gral en Gefe que contestaron con entusiastas y estrepitosos vitores a Cuba a la independencia y la libertad, con otros tantos mueras al gobierno español; y ardiendo todos en el deseo de medir sus armas con los contrarios; se emprendió la marcha con dirección al punto convenido, haciendo el primer acto al amanecer en el ingenio San Fco, de la propiedad del señor José L Ramírez y Hermanos. Allí en presencia de la dotación mandada a formar al efecto: se repitieron los mismos victores; y exhortados aquellos desgraciados para que se dispusiesen a ser libres, como manifestasen deseos de seguirnos, se les ofreció utilizar más tarde su servicio. El Admón señor Fco Javier Calvar, puso a nuestra disposición las pocas armas pertenecientes a la finca y al mismo se le dejaron encomendados y en plena libertad a los dos prisioneros españoles referidos para que en la tarde los acompañase o permitiese pasar a la población, llevando ambos una copia de nuestro programa, y cada cual sus mencionados intereses; los que como sus personas les fueron igualmente respetados. Al cabo de una hora continuamos marcha, tocando en la Caridad de Caymari, como a las ocho y de 9 y media a diez del día hicimos alto en la hacienda “Palmas-Altas”; donde se dispuso a almorzar. Antes de apearse en aquella sabana se organizó la fuerza por orden de compañías; nombrándose sus jefes y subalternos, e hicieronse otros nombramientos: el que rinde este parte fue nombrado General Segundo Gefe del Ejército, cuyo nombramiento aceptó condicionalmente hasta que nos reuniese otro patriota que poseyendo algunos conocimientos militares debiera sustituirlo; los CC Manuel Calvar, Juan Hall, Manuel Socarrás e Isaías Masó ayudantes del Gral en Gefe; todos pasaron desde luego a ocupar sus puestos ofreciendo desempeñarlos con dignidad.

Terminado el almuerzo, como a las 2 de la tarde volvímos a emprender la marcha. Al tomar el camino real se avistaron unos guardias españoles, quiénes perseguidos por una partida huyeron despavoridos. En la sabana de Don Pedro se descubrió un correo procedente de Bayamo; se le capturó y tomó la correspondencia informándonos de que de la misma ciudad venía una tropa española a reforzar la guarnición de Manzanillo; resolviéndose tomar posiciones convenientes para atacarla, más como de pronto se presentose una tempestad, tuvimos que desistir del propósito y continuamos. Al rebasar de dicha sabana dimos con un tren de 10 ó 12 carretas cargadas de tabaco, perteneciente a la casa de comercio Cardona, Feliu y Compañía de Manzanillo, permitíoseles el paso, sin tocar su contenido. En la sabana de Coboa descargó la tempestad, mojándonos el parque y las armas; sin embargo avanzamos sobre Yara, llegando a aquel pueblo de la Jurisdicción de Manzanillo ya con el crepúsculo: nos detuvimos frente a la entrada de Coboa; formados en columna desplegose la bandera y dieron entusiastas y estrepitosos vivas. Dos individuos salieron a avisarnos de parte del Capitán accidental, que era cubano, pués el propietario se hallaba en Manzanillo, que podíamos entrar sin cuidado. Al cabo de dos o tres cuartos de hora salió otro enviado por la misma autoridad a decirnos que acababa un destacamento enemigo de infantería y caballería por la entrada de Bayamo, ignorando el número. Mas ya nuestra fuerza distribuida por compañías se había mandado colocar en tres de las entradas principales del pueblo, ocupando la otra el resto que nos quedaba al Gral en Gefe y a mí, para entrar simultáneamente, dada la señal por nuestra cuenta y reunirnos en la plaza, esperando no tener para ello inconveniente alguno y ser bien recibidos por aquellos habitantes.=Esa evolución se ejecutó en medio de la más espantosa lobreguez de la noche, que ya no había sorprendido y se presentaba lluviosa: el enemigo que logró penetrar sin ser apercibido por los nuestros, a quienes no hubo tiempo para prevenirlos, se alineaba en dos establecimientos que se hallan situados en el ángulo N de la plaza, y al avanzar las fuerzas al mando de el CC Juan Hall, José Rafael Masó y Emiliano García; viéndose los dos primeros envueltos entre aquel que los recibió una ruda descarga, sorprendidos del encuentro inesperado, pero sin vacilar contestaronle esta con algunos tiros y se trabó el combate: seguidamente avanzaron los que mandaba García, Calvar y la nuestra, reuniéndonos instantáneamente con los primeros en la plaza de donde parado el fuego nos replegamos hacia una calle a menos de dos cuadras de la misma, dándose el toque de llamada. El Gral en Gefe y el que suscribe, a su vez salieron; el primero a recoger el convoy que por precaución se había hecho colocar en un lugar apartado, y el segundo a recorrer las afueras de la población para hacer entrar a los rezagados: y una vez de regreso allí, reunidos nuevamente todos, excepto seis ú ocho desertores, que ya han vuelto a nuestras filas; a pesar de un refuerzo de cincuenta hombres que en aquel momento nos llegara al mando del C José Rafael Izaguirre Pabón, y del deseo gral de aquellos patriotas, que, aunque mojados, transidos de frío y rendidos de fatiga, pedían a gritos cargar al machete sobre el enemigo, quemando sus atrincheramientos, si era preciso; el Gral en Gefe, oido mi parecer y el de otros gefes, ordenó la retirada, que ni nuestro propósito había sido entrar en el pueblo á viva fuerza, ni la prudencia, en nuestro concepto, pasado aquel encuentro, aconsejaba, otra medida, tomando en consideración; además, así como la conveniencia de llegar cuanto antes á Naguas, que era el punto objetivo de la expedición á fin de reorganizar y descansar; la desventaja de nuestras posiciones, el mal estado de nuestro armamento y porque casi inutilizado por la lluvia alguno; la inconveniencia de la hora, el mal tiempo que continuaba amenazándonos y; por último, que para convencernos del valor e intrepidez de nuestros soldados bastaba con el primer choque, como bastaba para el bautizo de sangre de nuestra bandera, con la derramada por los sicarios de la tiranía= Serían las 12 de la noche que, dado el toque de marcha, arrancamos de aquel pueblo por el SE de la extensa sabana que lo rodea de N.E á SE; y después de haber marchado poco más de medio kilómetro el Gral en Gefe que con sus cuatro ayudantes había ido a retaguardia de la columna a fin de evitar que quedasen rezagados; al volver á allá, se fue deslinzado envuelto por la oscuridad, sin que, sin salir de la sabana y llevando poco más ó menos el mismo rumbo lograra incorporársenos; más después de haber andado alguna distancia, tuvo un feliz encuentro con una partida de ciento cincuenta hombres al mando de los CC Jayme Santiesteban y Luis Marcano, que habiendo salido de Jibacoa aquella tarde en prosicusión nuestra al pasar por el Zarzal, oyeron nuestro fuego y marchaban a reforzarnos. De pronto, como era natural, dada la voz primera de ¡alto! y ¿quién vive? se desconocieron y prepararon las armas; mas repetido ¿quién vive? que se contestaron simultánea y enérgicamente: ¡Cuba-libre: el Gral! se reconocieron y quedaron reunidos; informados aquellos de los ocurrido, proponían ir sobre la columna para que retrocediesemos, y reunidos cargásemos de nuevo sobre el enemigo. El Gral en Gefe aceptaba la proposición en cuanto a ellos; pero no en cuanto á nosotros que ya íbamos en retirada y, como antes se ha dicho, rendidos de fatiga, etc (&); por lo que tuvieron á bien desistir, acordando pasar el resto de la noche en la hacienda “Calambrosio”; marchando desde luego ellos y enviandose al que suscribe prácticos para que condujese la columna a la misma hacienda.=El río Yara lo vadeamos por el paso nombrado de Cabagan, sin haber tenido mas dificultades ni demora que la producida por la estrechez y mal estado de los barrancos, donde había necesariamente que enfilar y hacer pasar una, a una las cabalgaduras, pues casi toda la fuerza viene montada, a escepción de la compañía que denominamos de zapadores, constituida por los antes esclavos del Gral en Gefe y otros: una vez ya afuera en la otra aun más extensa sabana que rodea también ese pueblo de N O a S E, cuya circunferencia es de diez leguas, y que va de trecho en trecho tomando los nombres de diferentes haciendas que están a su frente, entre las cuales se halla la de Calambrosio, de la pertenencia del Estado; concedí permiso a una parte de la fuerza para que pasase al establecimiento del español José Vilá, con objeto de que se proveyese de licor, tabaco y otros efectos; todo lo que fue pagado religiosamente, ofreciéndosele además, garantías de seguridad á aquel comerciante=De dos y media a tres de la madrugada rendimos la marcha en dicha hacienda donde fuimos recibidos con las más entusiastas demostraciones por parte de aquellos compañeros de armas, que nos esperaban ávidos de conocer por todos el efecto de nuestro primer ensayo: en ella permanecimos hasta la tarde de ayer doce, durante cuyo tiempo se nos incorporaron muchos patriotas y se adoptaron algunas determinaciones: el Gral en Gefe C Carlos M de Céspedes fue reconocido con el carácter de Capitán General del Ejército Libertador de Cuba; al Segundo Gefe C Bartolomé Masó Márquez, en virtud de la condición con que aceptara su primer nombramiento, se le aceptó se renuncia e hizo el de Intendente Gral de Ejército y Hacienda, nombrándose en su lugar (de Gral 2º Gefe del Ejército) al C Luis Marcano, al C Jayme Santiesteban Gral Gefe de Estado Mayor Gral. Brigadieres a los ayudantes Juan Hall, Manuel Calvar, Manuel Socarraz e Isaias Masó; ofreciendo todos desempeñar sus respectivos con la dignidad que corresponde= Concluyo, pues, Gral. con la satisfacción más profunda de que no hayamos tenido que lamentar desgracias alguna durante toda la jornada, ni el inesperado encuentro de Yara, en el que acuso esa misma circunstancia y nuestra propia inexperiencia, aparte de otras razones, hubieran podido conducirnos a un desenlace funesto, si causa tan justa como es la causa de la independencia y de la libertad de un pueblo, no debiera ver iniciada y tomar su carácter bajo tan favorables auspicios, siendo sostenida ademas, por patriotas tan abnegados. Nuestras bajas han consistido únicamente en la deserción antes espresada de seis u ocho cobardes ó arrepentidos, y la pérdida de algunos caballos, que en el encuentro al echar pie en tierra los ginetes para sostener el fuego, teniendo que soltarlos huyeron espantados, protegidos por la oscuridad de la noche. Las del enemigo sabemos positivamente que han resultado en un muerto, un herido y dos caballos de la tropa heridos= Con sentimientos de la más alta consideración y respeto= Patria y Libertad= B. Masó Márquez- 2º Gefe.



EVOCACIONES POR LA CIUDAD.

Posted by delio orozco

historiador de la ciudad

on 18 Junio, 2008 02:36

A Manzanillo.

“Servir es mi religión y el futuro no me preocupa”.
Ghandi.

“Haz lo que debas, suceda lo que quiera.”
Borgoña.

RAZONES.

Manzanillo es una de esas ciudades que obligan a poner en sus pensamientos toda la sangre de quien escriba sobre ella; imposible ser imparcial o no conmoverse cuando se piensa, habla y siente de un espacio que tanto ha dado a la historia de Cuba, a su cultura, a su ser. Claro, en el fuero interior del prejuiciado que discurra sobre estos temas, quedará siempre la prevención y el sabor -hijos de la incapacidad de sentir lo que experimenta quien vive sus días, sufre sus agonías, ama sus triunfos y llora sus derrotas-, de nocivos jingoísmos pueblerinos, de actitudes partidarias, de insanas pasiones; empero, yerra este o el peregrino o el viajero que piensa así, por cuanto, al darse lo justo no se pedirá lo injusto. Por otro lado, desde los mismos inicios forjadores de la nación cubana, el amor hacia la patrilocalidad o el espacio de tierra que el destino reservó por cuna -que no es lo mismo pero es igual-, ha sido centro de atenciones y emocionados acercamientos de parte de aquellos que han singularizado, en pensamiento y corazón, su cuajo; Varela y Martí resultan ejemplares en ese sentido. El presbítero, quien según José de la Luz y Caballero nos enseñó a pensar, decía en fecha tan temprana como 1818:
[…] los hombres dan siempre una preferencia a los objetos más cercanos, o por mejor decir, más ligados a sus intereses individuales, y son muy pocos los que perciben las relaciones generales de la sociedad, mucho menos los que por ellas sacrifican las utilidades inmediatas o que les son más privativas. De aquí procede lo que suele llamarse provincialismo, esto es, el afecto hacia la provincia en que cada uno nace, llevado a un término contrario a la razón y la justicia. Sólo en este sentido podré admitir que el provincialismo sea reprensible, pues a la verdad nunca será excusable un amor patrio que conduzca a la injusticia; mas cuando se ha pretendido que el hombre porque pertenece a una nación toma igual interés por todos los puntos de ella, y no prefiera el suelo en que ha nacido, o a que tiene ligado sus intereses individuales, no se ha consultado el corazón del hombre, y se habla por meras teorías que no serían capaces de observar los mismos que las establecen. Para mi el provincialismo racional que no infringe los derechos de ningún país, ni los generales de la nación, es la principal de las virtudes cívicas.

Y José Martí, definiendo como nunca antes ni después se ha hecho la patria, legó para todos los tiempos y hombres:
Cada cual se ha de poner, en la obra del mundo, a lo que tiene más cerca, no porque lo suyo sea, por ser suyo, superior a lo ajeno, y más fino o virtuoso, sino porque el influjo del hombre se ejerce mejor, y más naturalmente, en aquello que conoce, y de donde le viene inmediata pena o gusto: y ese repartimiento de la labor humana, y no más, es el inexpugnable concepto de la patria. Levantando a la vez las partes todas, mejor, y al fin, quedará en alto todo: y no es manera de alzar el conjunto el negarse a alzar una de las partes. Patria es humanidad, es aquella porción de humanidad que vemos más de cerca, y en que nos tocó nacer; -y ni se ha de permitir que con el engaño del santo nombre se defienda a monarquías inútiles, religiones ventrudas o políticas descaradas y hambronas, ni porque a estos pecados se de a menudo el nombre de patria, ha de negarse el hombre a cumplir su deber de humanidad, en la porción de ella que tiene más cerca. Esto es luz, y del sol no se sale. Patria es eso.

HITOS.

Mucho antes de que los íberos pisaran la tierra que ellos dieron en llamar “Juana”, ya hombres y mujeres habitaban estos predios. Procedían del nordeste venezolano, cruzaron el arco de las Antillas menores, llegaron a Borinquen, luego a Quisqueya y finalmente a Cuba, que es nombre aborigen y por suerte aún blande, como cimitarra redentora, la ínsula. Ya en el oriente cubano se desparramaron por toda la geografía del saliente insular y llegaron a la oquedad del “caimán” para dejar huella indeleble que aún se goza en algo más que una toponimia exuberante: Jiguaní, Bayamo, Yara, Bayate, Jibacoa, Vicana, Guacanayabo... y es justamente, en la ribera de este mar, “[...] á legua y media de un puerto, questá apropósito de la navegación de la isla Española y de Tierra Firme […]”, donde se produce el primer alarido que distingue la estructura nodal de la cultural cubana: la lucha constante por la libertad y la independencia, ora individual ora colectiva, cuando el cacique Hatuey se niega ir al cielo antes de ser sometido al suplicio de las brazas; y es precisamente en este sitio, localizado hoy en la periferia de la ciudad de Manzanillo, donde se produce el asentamiento primigenio de la segunda villa de Cuba, San Salvador, llamada así porque según Diego Velázquez, adelantado del Rey y matador del rebelde, “[…] allí fueron libres los cristianos del cacique Yahatuey, é porque con la muerte suya se aseguró é salvó mucha parte de la isla […]”. Luego, la villa se traslada a la actual capital de la provincia Granma y comienza a ser nombrada San Salvador de Bayamo.

Pasó el tiempo y al calendario insular llegó 1604, momento en el cual, en las playas del Manzanillo se producen los acontecimientos que dan lugar al primer monumento de la literatura cubana: Espejo de Paciencia, poema épico escrito por el canario Silvestre de Balboa Troya y Quesada, catalogado piedra inicial de la poética isleña por cuanto, en un entorno que empezaba a pergeñar lo cubano se desenvuelven sus principales componentes étnicos: el indio, el español y el negro. En los años que completan las centurias décimo séptima, décimo octava y los primeros cuatro decenios de la decimonónica, Manzanillo, en virtud de su abrigada ensenada, resultó sitio privilegiado para el comercio de rescate y contrabando, trueque no sólo comercial, sino, esencialmente espiritual donde protestantes, hugonotes, calvinistas y toda clase de “herejes” aportaron, junto a sus mercaderías, la masa proteica e indomeñada que caracterizaría a los hijos de toda esta región; la actual ciudad de Manzanillo fue entonces, la salida al mar de la mediterránea Bayamo.

Terminaba el siglo XVIII, el Rey se preocupa porque los cortes de madera en las costas de su vasto imperio colonial afectan sus astilleros y un buen día, el 11 de julio de 1792, ordena se “[…] facilite la cantidad que sea necesario invertir para la erección de una pequeña población en el parage (sic) titulado el Manzanillo, jurisdicción del Bayamo”; empezaba así el proceso fundacional de lo que es hoy la ciudad de Manzanillo, nacimiento que -jadeante y doloroso como todo parto-, dio a luz una entidad humana que ha puesto en las rutas esenciales de la identidad y la cultura cubana claves esenciales, insoslayables además. En 1794 se la da la categoría de puerto menor, para 1809 gana la categoría de partido y en 1819 sus pobladores, de manera bizarra y sin la ayuda de nadie, rechazan un ataque corsario inglés, hecho este que no sólo levantó la autoestima de los locales, sino que, años después sirvió para solicitar al Rey el título de villa e inspiró a Carlos Manuel de Céspedes a escribir justa alabanza hacia los manzanilleros, quienes, con hidalguía y arrojo expulsaron de su suelo a los invasores; sin duda alguna, este ejemplo estaría entre las útiles reminiscencias humanas que contribuirían al parto magnífico del Padrazo.

Para 1830 la sujeción de Manzanillo a la férula bayamesa resultaba un contrasentido inaudito: la aduana, a más de 12 leguas del puerto, ubicada en la capital de la jurisdicción, obligaba a los comerciantes y capitanes de buques a despachar en la villa bayamesa los naves que llegaban a la rada manzanillera, de modo que, una simple exposición al Rey fue suficiente para hacerle entender que tal situación no podía mantenerse; por ello, el 19 de agosto -ante su Consejo de Estado-, decidió otorgarle a la marinera ciudad el título de villa, ordenando fuera antepuesto, en todos los documentos de curso legal y públicos, la gracia de Puerto Real; sin embargo, los intereses bayameses, afectados no sólo por el desprendimiento territorial que suponía una nueva jurisdicción que iba desde la margen izquierda del río Buey hasta el Turquino, sino, ante la pérdida sensible que para su economía representaban las gabelas, impuestos, aranceles y todo tipo de gravamen portuario de una economía que comenzaba a ser abierta para la exportación, no podían ver con buenos ojos el desgajamiento que se producía; por tanto, la oposición, el retraso y los intentos de retener el título de villa a la naciente jurisdicción resultan explicables. Por fin, cuando el 6 de enero de 1840 Manzanillo celebra cabildo y gana independencia administrativa de la añeja villa bayamesa, se materializa así un anhelo que había sido provisional en 1821 y permitiría a la Perla del Guacanayabo crecer y dar a la historia y cultura nacional instantes indispensables para su comprensión.

A no dudarlo, el acontecimiento más sublime de la historia de Cuba se produce en el ingenio Demajagua. Para el país y en especial para Manzanillo, fue una suerte elevada a condición de gloria que en sus predios Carlos Manuel de Céspedes nos hiciera hombres al instante de lanzarnos al monte; sus 16 años de vida en Manzanillo -vivía en la ciudad desde 1852-, resultaron tiempo esencial y definitorio que culminó en su condición de Padre de la Patria y le permitió, con ademán heroico, erigir entre y con los manzanilleros el Altar de la Patria. No se yerra si se afirma que lo acontecido en Demajagua aquel 10 de octubre de 1868 constituye el parteaguas de la historia de Cuba; en tanto, hay una condición antes de la Demajagua y otra después de la Demajagua, y esa singularidad no está dada solo por el acto magnífico, casi divino, de partear una nación, sino, por el gesto creador de liberar a sus esclavos, llamarlos ciudadanos, invitarlos a conquistar la independencia nacional y con ello, ahorrarle a la nación dolores y sufrimientos en demasía.

Sin dubitación alguna, el mar ha signado el decurso manzanillero, no sólo propiciando crecimiento y expansión, sino, sirviendo a los que desde 1492 conducían a la isla con mano de hierro; por eso, cuando a partir de 1875 se levantó la estacada y terminó el sistema de fortines que, en forma semicircular aprovechaba el mar como retaguardia, la ciudad se volvió inexpugnable; a pesar de ello, el mambisado no cejó en su empeño de tomarla militarmente y el ataque de noviembre de 1873, conducido directamente por el entonces brigadier Antonio Maceo, da pruebas de ello.

El Pacto del Zanjón demostró que a la fragua libertaria le faltaba calor pero no herreros que forjaran el metal ígneo de la independencia; los intentos sucedidos en el interregno que van desde el fracaso de la Guerra Chiquita, incluyendo esta, hasta el 24 de febrero de 1895, rubrican la anterior afirmación.

Salida la isla de la Guerra Grande o Larga, la destrucción de las fincas azucareras, los predios rústicos y otras propiedades rurales, sobre todo en el oriente del país, hacen que el gobierno español libere de impuestos dichas propiedades en un lapso de ocho años con el objeto de lograr su recuperación; esta medida favoreció la inversión de capitales y el mar, siempre el mar, imantó la llegada a Manzanillo de ellos en grandes cantidades; por tal razón, en la ciudad y sus predios administrativos el surgimiento del capitalismo, distinguido con la concentración y centralización de la producción azucarera, alcanzó las cotas más altas del oriente cubano sólo comparadas con un proceso similar acaecido en Guantánamo; de este modo y en virtud de su posición geográfica y el empeño de sus hijos, Manzanillo se ratificó como la ciudad de más rápido y sostenido crecimiento en los territorios que iban desde la cuenca del Cauto hasta el Cabo de la Cruz. Bayamo, en virtud de su condición mediterránea, una estructura productiva básicamente ganadera, la lejanía del puerto de embarque y el efecto de la guerra, se sumergía en un letargo que había comenzando mucho antes del estallido emancipador.

A pesar de que los años de tregua permitieron un crecimiento económico notable, azucarero fundamentalmente, los grandes problemas acumulados en más de 400 años de coloniaje no se habían resuelto, al contrario, una profunda agudización era evidente; por otro lado, la incansable y ciclópea labor de Martí rendía sus frutos más altos cuando el manzanillero Bartolomé Masó Márquez era reconocido como el representante del Partido Revolucionario Cubano (PRC) en los territorios de las jurisdicciones de Manzanillo, Bayamo y Holguín. Varios sucesos así lo confirman. En primer lugar, el 24 de febrero de 1895, las figuras más notables del oriente que se lanzan a la manigua redentora son el manzanillero Masó y el santiaguero Guillermo Moncada; sobre el primero, teniendo en cuenta su condición de blanco, dirigieron los autonomistas y autoridades españolas sus esperanzas de hacerlo capitular, y en dos oportunidades, con entereza sin par, el manzanillero las rechazó; por ello Martí cree ver en él representado a los padres fundadores y con conocimiento de causa, amén de la coincidencia de ideas, desea sea en Manzanillo donde se celebre la reunión que dotaría a la revolución de un gobierno que fuera al mismo tiempo ala y raíz de la República; no por gusto, la mayoría de los hombres (cerca de 300), que escuchan entusiasmados el último discurso de Martí en el Gólgota cubano aquella mañana de Dos Ríos, eran capitaneados por Bartolomé Masó; quien, con su tropa, al llegar la noche anterior al lugar donde el Padre Espiritual de la Nación escribía carta a Manuel Mercado, le hace levantar la pluma en una frase extraordinaria: “[…] porque hay afectos de muy delicada honestidad.”

La brega, dura y heroica, fue rematada con la intervención norteamericana, la cual, como acción militar más importante en los territorios de la actual provincia Granma, bombardeó la ciudad en cuatro oportunidades y quizás, con marcada intención, tomó posesión del gobierno local el 10 de octubre de 1898, justamente 30 años después de La Demajagua; tal vez por eso y no sólo por ello -el veto a Bartolomé Masó como candidato presidencial debió haber influido también-, los años republicanos fueron en la urbe espacio propicio para la eclosión de tanto movimiento obrero y revolucionario conspicuo.

Si bien es cierto que la vida republicana no se redujo a la pelea y mejora humana social, en pocos lugares de Cuba como Manzanillo, la liza entre los aman y fundan y los que odian y deshacen tuvo tan cálidos y subidos tonos. Por ejemplo, en abril de 1906, un salamanquino por casualidad: Agustín Martín Veloz, funda el Partido Socialista de Manzanillo, un año antes había creado la Federación Obrera y con estos instrumentos en las manos y el socialismo en el corazón, salió a romper lanzas por los obreros: la huelga del central Niquero en 1912, el Círculo Carlos Marx, el periódico El Radical, las detenciones, la cárcel y hasta la enajenación mental producto de tanto dolor físico y espiritual, son sobradas razones para que Martinillo -pionero del socialismo caribeño-, ostente un lugar en la memoria de los cubanos.

Contra el Yanqui, libro escrito por el manzanillero Julio César Gandarilla y cuya estructura ideológica se ancla en José Martí, resulta el primer alegato de la nueva hornada de jóvenes patriotas contra el fariseismo y la intromisión norteamericana, no por gusto el texto debió esperar el triunfo de la revolución para ser reeditado.

Cuando en agosto de 1925 en La Habana se funda el Partido Comunista de Cuba, los manzanilleros no están por si mismos pero sí en la figura de Julio Antonio Mella; quien, los representó. Así pues, tanto hervor militante, comunista y revolucionario, no podía desembocar en otra cosa que en el diseño y preparación del Soviet de Mabay, experiencia dirigida por el Comité Regional del Partido Comunista radicado en la ciudad y que traspolaría al Nuevo Mundo la primera experiencia de un gobierno de obreros y campesinos.

Si bien es cierto que la circunstancia de la segunda conflagración mundial obligó a los Estados Unidos a cambiar su política del “Gran Garrote” por la del “Nuevo Trato” (New Deal), el avance de las fuerzas progresistas no se debió sólo a este hecho, sino, a su constante puja y exigencia en el mejoramiento social, mientras las elecciones de 1940 demostraron cuan alto, cuan largo y cuan fuerte, había sido el avance de los comunistas manzanilleros quienes lograron, a pesar de los prejuicios hacia esta doctrina social, colocar en la poltrona alcaldicia al primer regente comunista de Cuba: Francisco Rosales Benítez (Paquito), aupado de tabaquero a alcalde.

El decurso histórico de la urbe está marcado de manera indeleble por el gesto inaugural, ya feliz, ya infeliz, y terminando la quinta década del siglo XX, en el marco de una guerra la cual, por el modo de desarrollarse se llamó fría, la ciudad ve caer el 22 de enero de 1948, abatido por la espalda en la terminal de ferrocarriles, al líder obrero Jesús Menéndez Larrondo, quien, no fue asesinado por negro o comunista; sino, por alcanzar -en virtud del diferencial azucarero-, revertir por apenas dos años lo que es hoy práctica habitual entre los grandes centros de poder y los márgenes: el intercambio desigual.

Un año antes, el imberbe Fidel Castro, en gesto premonitorio, era fotografiado junto al bronce épico de la Demajagua mientras en su mano sostenía el badajo. Había ido a la ciudad, en compañía de Lionel Sotto, a buscar la campana que días atrás había sido negada por el Ayuntamiento al Ministro de Gobernación Alejo Cosío del Pino y, como el címbalo histórico fue hurtado en la capital, Manzanillo se declaró en huelga y alzó cívica protesta obligando al gobierno de Grau San Martín a devolver a la ciudad y sus hijos una alhaja que nadie pudo arrebatarles.

La asonada militar del 10 de marzo de 1952 no sólo coartó el curso democrático de la nación cubana; sino, hizo algo más provechoso, desató la situación revolucionaria que permitió cambiar el sistema político, económico y social de la república porque la rebelión devino revolución y Manzanillo, junto con Santiago de Cuba, resultaron ser los baluartes más representativos de un Movimiento que adquiriendo la gracia de “26 de Julio” condujo al 1º de enero de 1959. Las palabras de Fidel Castro a los manzanilleros no dejan margen a dudas sobre el papel de la ciudad y sus hijos en la consecución del hito más importante de América en siglo XX: la revolución cubana.
Me he reunido en numerosa ocasiones con la multitud; pero sin embargo, me faltaba un pueblo, me faltaba una multitud, me faltaba un lugar al que había tardado ya mucho en venir. Me faltaba un pueblo que, puede asegurarse es el que más vinculado ha estado con la Sierra Maestra. Me faltaba el pueblo que, durante el primer año de guerra fue prácticamente el primer abastecedor. […] El pueblo del cual nosotros estábamos seguros, porque cuando se trataba de huelgas, cuando se trataba de luchas, nosotros siempre contábamos que Manzanillo estaría presente.
…] con la Revolución, Cuba entera debe estar agradecida de Manzanillo porque de Manzanillo salieron los primeros dineros para la Revolución, los primeros víveres, las primeras hamacas, los primeros zapatos, las primeras frazadas, las primeras medicinas y los primeros voluntarios […]

En los casi 50 años transcurridos desde 1959, Manzanillo ha seguido con su hábito tenaz de inaugurar -para bien o para mal-, además de estar, en primera fila, en los acontecimientos medulares de la ínsula. Por ejemplo, con la botadura del primer Sigma, salido del astillero local en enero de 1960, se inicia la marina mercante de la revolución; durante los días difíciles de la Crisis de Octubre, en la finca la Caridad se establece un grupo coheteril soviético que aseguraba la defensa antiaérea de toda la zona y con la inauguración del muro en el Parque y Monumento Nacional la Demajagua, al cumplirse el Centenario de las Guerras por la Independencia, quedaba abierto el sendero a la arquitectura monumentaria de la Cuba en revolución. Más tarde, cuando el siglo XXI ya tenía un año y medio, la primera Tribuna Abierta que dio continuidad a la Batalla de Ideas, después del regreso del niño Elián González al seno paterno y patrio, se verificó en Manzanillo, tribuna desde la cual -en el 2004-, Fidel Castro Ruz inauguró el Programa de Superación Integral para Jóvenes.

Los agregados o sustracciones territoriales de Manzanillo han formado parte de su evolución histórica y territorial. En 1912 Campechuela se separa y forma municipio, en 1916 le sigue Niquero y en 1927 Media Luna se suma a este último; a partir de aquí su estructura geopolítica quedaría intacta hasta 1976 cuando se produce una nueva división política que convierte en municipios, para bien de estos, los barrios rurales de Yara y Zarzal.

La antesdicha división política administrativa resultó ser un acierto y una necesidad en su época; por cuanto, permitió un desarrollo más equilibrado de los territorios contribuyendo a combatir el adefesio heredado de la República; casos como el de Cienfuegos -separado del gran “molote” que eran Las Villas-, demuestran lo acertado de la decisión. Sin embargo, el desconocimiento del mandato histórico, del sentimiento de pertenecer, de las reales diferencias evolutivas entre los territorios y sobre todo, de la exaltada polémica que entonces se verificó, dio como resultado una estructura política y gubernativa fundida artificialmente que posibilitó el crecimiento de una ciudad en detrimento de la otra e hizo rodar a esta última cuesta abajo y atrás; a completar la obra vino el Período Especial y la Crisis Económica que convirtió a Manzanillo en el lugar de mayor índice de desempleo en el país, y, donde no se trabaja, no se genera riqueza… A pesar de ello, las decisiones centrales del estado hicieron posible la creación de centros hospitalarios, educacionales, fabriles y de otra índole que, en su momento, ayudaron y aún ayudan a que la diferencia sea menos dañina. A estas alturas de los acontecimientos, de los cambios ocurridos en Cuba y el mundo, una revisión del trazado geopolítico del país se impone; mirar responsablemente sobre las deudas de 1976 es obligación: obrar con prudencia, justicia, conocimiento de causa y percibir con luz larga, es tarea de todos, no sólo porque se desea, sino, porque se necesita. Manzanillo y sus hijos lo demandan.

CARNE Y HUESO.

La ciudad es relación biunívoca de contenido y continente, sin lo uno es imposible lo otro; empero, el primero modifica, transforma e incluso destruye, es pues, definitivo. Entre los hombres y mujeres nacidos en esta tierra o acunados por ella para siempre, más de uno logró hacer crecer, distinguir y respetar el continente.

Bartolomé de Jesús Masó y Márquez nació en Yara, pero hizo y se hizo en Manzanillo. Fue vice-presidente y presidente de la República en Armas y junto con dos de sus homólogos, Manuel de Jesús Calvar, Presidente en Baraguá, y Francisco Javier de Céspedes, hermano del Padrazo, descansa en el camposanto de la ciudad, convirtiendo a esta Necrópolis en la única del país que guarda los restos de tres presidentes de la República en Armas.

El año de 1844, conocido también como “del cuero” por la represión a la Conspiración de la Escalera, es la fecha del alumbramiento de unos de los gramáticos más señalados del mundo americano: Rafael María de Merchán y Pérez, maestro, periodista, creador -según José Martí- del término sig-zag y también patriota. Su trabajo titulado “Laboremus”, dio pie a la creación del vocablo “laborante” con el cual se distinguía a los cubanos que, en las ciudades cubanas o en el exterior, laboraban por la independencia patria; fue representante del PRC en Colombia -país que lo adoptó como hijo suyo-, y se desempeñó como el primer embajador de Cuba en España y Francia después de expulsado el león ibérico de estas playas.

No fueron pocos los extranjeros que dieron lustre a esta tierra. Francisco Becantini, italiano, después de decorar el teatro Reina Isabel en Santiago de Cuba, vino a Manzanillo donde se radicó definitivamente y después de decorar los interiores del coliseo manzanillero (1856), inauguró el primer salón de daguerrotipo, convirtiéndose así en el pionero de la fotografía en la ciudad; su coterráneo, Jacinto Minielli, fundó en octubre de 1904 la banda de concierto y sus restos, al igual que los del anterior, están sembrados en el cementerio local. Entre los nacidos en otras tierras y devenidos manzanilleros, el más distinguido fue, sin duda alguna, Modesto Arquímides Tirado Avilés, natural de Puerto Rico, comandante del Ejército Libertador, amigo personal de José Martí, ayudante de campo de José Maceo, Secretario de Despacho de Bartolomé Masó, primer alcalde por elección popular en Manzanillo, hijo adoptivo de la misma y su primer historiador en propiedad.

Entre los literatos la lista es abultada y eximia: las mujeres suman a América Betancourt, Calorta Lluch Casals y Elvira Fornaris; mientras la sola mención de José Manuel Poveda, renovador de la poesía cubana junto con Regino Botti, Luis Felipe Rodríguez, lleva la sociología del campo cubano a la cuentística, y Manuel Navarro Luna, autor de Surco -primer libro de la Vanguardia en Cuba-, servirían para conformar un parnaso de lujo.

Los músicos no se quedan atrás. Tal vez el más genial fue Carlos Borbolla, de quien dijo Alejo Carpertier en 1945: “[…] constituye el caso más extraordinario de la música cubana contemporánea. Todo es singular y digno de atención en este compositor, su formación, su trayectoria al margen de los itinerarios propuestos al artista criollo, su vida, sus actividades, su obra.” Diego Bonilla, Rafael Caymari y Carlos Puebla, por su parte, cierran un ciclo que pueden ser ampliado sin esfuerzo alguno hasta completar las dos decenas; pero basta decir del primero que, firmante del manifiesto del Grupo Minorista, obtiene con su violín las más favorables críticas por sus conciertos en Madrid, París y New York; el segundo, descendiente de mambises, es discípulo de Ernesto Lecuona; mientras el último, inmortalizando con su canto la figura del Che se ha ganado el título de “Cantor de la Revolución”.

A diferencia de los anteriores, los promotores y los pintores no fueron abundantes; sin embargo, su calidad trascendente excusa el reducido número; por cuanto, Juan Francisco Sariol, alma indiscutida de Orto y la Nochebuena Martiana, colocó tan alto la condición de mecenas de la literatura, que justicia sería reconocer su nombre entre los grandes animadores de la cultura del país, mientras Julio Girona, poeta, luchador antifascista y pupilo de Massager, alcanzó -por derecho propio y obra-, un lugar en la historia de la pintura y el dibujo cubanos.

Intentar relacionar en estas páginas, ante el clamor de la verdad y la justicia histórica, a todos los que durante el siglo XX hicieron revolución en Manzanillo sería demasiado extenso; empero, imposible dejar de reseñar algunos nombres cuyo legado trasvasa, con creces, las fronteras regionales. Ya se han apuntado los nombre de Agustín Martín Veloz y de Francisco Rosales Benítez, díptico al que se suma Blas Roca quien, dirigiendo el Partido Comunista de Cuba desde 1934 hasta el 1961, entrega la dirección de la organización a Fidel Castro Ruz en un acto de lucidez histórica. José Luis Tassende de las Muñenas ofrece su sangre generosa en los muros del Moncada, mientras Manuel Echevarría Martínez, Andrés Lujan Vázquez y Pedro Sotto Alba, cruzan el Golfo de México para llegar a Las Coloradas e iniciar la lucha armada. Por otro lado, la cercanía de la ciudad a los escenarios de combate, una tradición histórica de lucha y la disposición de un gran número de sus hijos de ser libres o mártires en el empeño de ver a Cuba próspera y feliz, hizo posible y distinguido el aporte de los hijos de Manzanillo a la revolución; por eso, René Vallejo Ortiz, Pedro Sotto Alba y Manuel Fajardo Rivero fueron Comandantes; también lo fue Felipe Guerra Matos; y la mujer, en la figura Eugenia Verdecia -primera en llevar suministros al grupo guerrillero-, junto a la inmensa Celia Sánchez Manduley, dan a la gesta revolucionaria un toque de ternura, extraño y tremendo a la vez.

Muchos han sido y son los que aportan, y a otros muchos ya se les reconoce el mérito por Manzanillo y Cuba, ora desde la ciudad, ora desde cualquier parte de la isla y el mundo, pero es preciso que el tiempo decante, y como el buen vino, sedimente para que la vida y obra, en una futura mirada a esta cantera humana, rinda el provecho con que se sedimenta, cual mortero fortísimo, el edificio de la patria.

ESPÍRITU OBJETIVADO.

Así definió Hegel la cultura, esencia perdurable y que cualifa, en el núcleo duro, la condición humana. Y a no dudarlo, en este campo las aportaciones manzanilleras son realmente distintivas. Véase.

Es la ciudad y su región, junto a Santiago de Cuba y Guantánamo, zona clave para entender el Son, género cubano cuya sonoridad distingue la creación musical insular y que en virtud de magníficos instantes de osmosis y arrebato creativo, ha dado a la música cubana razones de orgullo y legítima autenticidad. El primero es el órgano, instrumento que tropicalizado y criollizado en estos predios por las familias Fornaris y Borbolla, ha impactado el modo de hacer música en varios lugares del oriente cubano, resultando ser la Original de Manzanillo, con casi medio siglo de vida, una institución que, heredando del "señor de la música molida" y de la charanga francesa, ha devenido embajadora ilustre en cualquier parte o escenario del mundo.

La guitarra, maridaje de cuerdas y formas, en las manos de Raga, Benemelis, Codina y muchos más, acunó tanta trova que en diciembre de 1972, jóvenes de aquel entonces, protegidos y estimulados por "Yeyé" Santamaría, decidieron que en la ciudad se fundara el Movimiento de la Nueva Trova; la placa, colocada frente al gobierno de la urbe se deja leer, y recuerda el instante cuando Silvio Rodríguez, Noel Nicola, Sara González y otros artistas llegaron a la ciudad de Carlos Puebla quien, en versos exclamaba que prefería no haber nacido a nacer en otra parte que no fuera esta ciudad de mar, a la cual, el magnífico Benny Moré cantó e inmortalizó en riquísimo son montuno.

No nos equivocamos al afirmar que el mestizaje resulta ganancia neta de la cultura cubana, y es la religiosidad popular la zona donde con mayor nitidez se verifica tal mixtura rendidora. Un esquema religioso del país nos permite percibir en las provincias de Santiago de Cuba y Guantánamo la práctica de creencias de origen africano con profunda aportación haitiana, básicamente del vodú. En la capital de país y Matanzas, la práctica de las reglas yoruba y conga son notables, matizadas en los puntos de Regla y Guanabacoa con la presencia de la fraternidad Abakúa; en Pinar del Río están los "acuáticos", culto animista y singular de aquella región del país; mientras, en el valle del Cauto, con ramificaciones por toda la curvatura del Guacanayabo y centro en Manzanillo, está el Espiritismo de Cordón, práctica que es lícito definir como la más auténticamente cubana. Nacida en esta región, contiene trazas del baile areito de los aborígenes y propone una visión distinta de la relación entre la vida y la muerte. Adherida a los fundamentos del cristianismo prístino, no es raro que se desparramara entre las capaz más humildes propalando la paz, el amor y la justicia entre los hombres; no por gusto Martinillo, Paquito y Vallejo fueron espiritistas.

Con legítimo orgullo el teatro cubano declara a Francisco Covarrubías como su padre; por su parte, el Teatro Manzanillo, coliseo inaugurado en 1856, sostiene que el suyo es Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo; quien, no sólo transcribió de su puño y letra los papeles de la comedia "El arte de hacer fortuna" -pieza con la cual se inaugura la vida útil de la institución-, sino, que se desempeñó como director de escena y actuó en la misma obra, méritos suficientes para un "tablao" que cuenta con 150 años de existencia; y si tales méritos iniciales parecieran insuficientes, se hablaría entonces de la presencia en su proscenio de Brindis de Salas, eximio violinista; Arquímides Pous, figura ejemplar del bufo cubano; Andrés Segovia, el mejor guitarrista clásico español del siglo XX; Alicia Alonso, diva de la danza cubana y mundial; Bracale, regio dramaturgo cubano y americano; Esperanza Iris, considerada en su época "emperatriz de la opereta"; Ernesto Lecuona, el más universal de los compositores cubanos; Pablo Neruda, dulce poeta universal y una lista de figuras de talla mundial que convirtieron al Teatro Manzanillo, en la plaza cultural más significativa de los territorios de la actual provincia Granma y uno de los más importantes del oriente cubano.

Alguien dijo que al principio sólo era el verbo, de ser cierto, entonces Manzanillo estuvo en aquel inicio, y no sólo porque desde 1857, cuando se publica el primer periódico, hasta que el rotativo La Demajagua deja de editarse en la ciudad para darle su gracia al periódico provincial, en la ciudad se editaron más de 120 diarios, interdiarios, semanarios, quincenarios y revitas; sino, porque hubo un Juan Francisco Sariol que prohijó, animó y convirtió la revista Orto en obra de valor imperecedero para la cultura cubana. Sus 45 años de existencia dieron vida y lanzaron la literatura cubana allende los mares, amén de convertirse en medio de expresión del Grupo Literario de Manzanillo, cenáculo que propició la venida a estos lares de personalidades de renombre en el campo de las letras y las artes: Nicolás Guillén, poeta; Ramiro Guerra, historiador y el pintor Carlos Enríquez, son sólo minúsculo botón de muestra.

La arquitectura, definida como la ciencia y el arte de proyectar edificios, tiene en Manzanillo los exponentes más significativos y hermosos del eclecticismo granmense, también los más amenazados. Edificios de dos y tres plantas, con ménsulas, cariátides, balcones, columnas adosadas, miradores; en fin, toda una esplendente variedad de motivos arquitectónicos, hacen de estos edificios de la Perla del Guacanayabo los símbolos de una época de prosperidad y riqueza material que, volcados en dichas estructuras urbanas, hacían de la polis manzanillera una de las más vistosas de Cuba. Todavía hoy, y a pesar de los serios peligros que se ciernen sobre ellos, la ciudad tiene el mayor nivel de urbanización en toda la provincia; ello, sin duda alguna, no es por gusto.

Alguien definió al ron como el hijo alegre de la caña de azúcar, y aquí también Manzanillo ha puesto su grano de arena, mejor, su línea de Pinilla, apellido de un inmigrante español que venido de Zamora, en la actual Castilla y León, legó para todos los tiempos una bebida ya centenaria, la cual, como otras de su misma estirpe alcohólica, distingue no sólo la ciudad, sino, una tradición, un modo de ser, también de beber.

Pocas ciudades cubanas pueden ufanarse con legítimo orgullo -que no vanidad-, de poseer una tradición patriótica. Cuando el 27 de enero de 1953 los estudiantes bajaron de la colina universitaria por la calle de San Lázaro, hachón en mano, para ir hasta la Fragua Martiana, hacía tiempo ya que los manzanilleros, no con antorchas pero si fuego en el corazón, recordaban aquel instante en el cual -del seno de una canaria-, nació el más universal, trascendente y útil de los cubanos: José Martí. De la estatura sentidora de Juan Francisco Sariol brotó la idea de parangonar la vida y obra del Cristo con el redentor cubano, por eso, decidieron llamar al homenaje, eclosionado el 27 de enero de 1926, Nochebuena Martiniana, gracia que con el decursar de Cronos resultó modificada hasta ser reconocida hoy con el nombre de Vigilia Martiana.

Calla el articulista pero no la pasión que le anima, por cuanto esta no le pertenece sólo a él, sino, a los que conviven en la ciudad, a los que han convivido, a los que convivirán cuando los de hoy hayan partido; no importa que el efecto invernadero amenace con ponerla bajo las aguas de su eterno amante, el Golfo del Guacanayabo; hasta ese entonces, la ciudad y su hijos seguirán soñando y trabajando, creando y sirviendo, riendo y llorando, viviendo y muriendo, con la inextinguible y profunda convicción que un día alumbró a ilustre novelista: "la muerte no es más que un cambio de misión".

Manzanillo, Cuba, 27 de mayo del 2008.

domingo, julio 06, 2008

APUNTES HISTORICOS DE MANZANILLO Y SU FUNDACION.
SACADOS DEL ARCHIVO DE LA ADMINISTRACION MUNICIPAL POR FRANCISCO JAVIER ANTUNEZ.
MANZANILLO. SEPTIEMBRE DE 1927


Cuando en 1819 atacaron a Manzanilo los corsarios venezolanos el dia 8 de Octubre, ya los vecinos tenían el propósito de constituírse en municipio independiente, y así lo confirma que ya se había hecho el trazado de la villa para ir ganando tiempo y así se habían construído las primitivas casas alineadas y en orden y algunos ranchos de guano y embarrado, o sean las paredes y tabiques hechas de barro sobre esteras de cujes y otras de yaguas y ocupando posiciones en líneas definitivas de las calles. Entre otras de estas casas estaba la de la batería para “La Purísima Concepción” desde donde se contestó al fuego del bergantín armado en corso que realizaba el asalto.
Fue tan certera la puntería de los artilleros que al cuarto o quinto disparo habían desarbolado el buque y terminó el combate con la rendición de la dotación, con su capitán y la bandera venezolana que enarbolaba el bergantín en su mesana y profa.
De ese combate decían algunos sobrevivientes en el año 1868, 1869 y hasta el 1875 lo siguiente, que pone en evidencia el escaso vecindario, los pocos pobladores que había en el Manzanillo.
“Acudieron de Yara y de Bayamo, en su auxilio, las milicias de uno y otro lugar.”
A este respecto dice Juan de Quesada, allegado familiar mío, mi abuelo materno, que falleció en Diciembre de 1869 a la edad de 96 años lo que sigue.
“Cuando en 1819 atacó a Manzanillo un corsario venezolano el dia 8 de Octubre, se nos reunió con la mayor rapidez en el atardecer del dia 7 y se nos comunicó la noticia de que un velero de mucho andar y con bandera sospechosa se aproximaba al puerto y había que prepararse para la defensa. “Vamos a reforzar la guarnición con la mayor rapidez.
“Tan pronto estuvimos reunidos marchamos, la noche estaba tibia y aunque hacía dos dias que no llovía, el camino estaba un poco pesado, pero llegamos a tiempo, más o menos a las tres de la mañana estábamos en la batería.
“El buque, un bergantín, estaba al pairo dentro del puerto, el capitán necesitaba la luz del día para determinar nuestras posiciones, enarbolaba en la mesana la bandera venezolana, al fin abrió fuego sobre lo que él creía eran nuestras posiciones, y no todos los tiros tocaban tierra, algunos se quedaban cortos en el mar, mientras que nuestros artilleros al tercer disparo dieron en el blanco y así fue hasta que desarbolaron el bergantín en tanto que intentaron un desembarco de gente armada en los botes en que traían la bandera, que se capturó y la que arrastraban todos los años en la fiesta conmemorativa, que se celebra con el nombre del combate cada domingo próximo al dia 8 de Octubre.
“Hubo carniceria pero, ¿a qué referírsela?, triunfamos en toda la línea y esa fue nuestra mayor satisfacción.
“Nuestros artilleros barrieron el barco, silenciaron sus cañones y se aprisionó su bandera, qué más?
Juan de Quesada no era artillero, era sólo miliciano de infantería con residencia en Yara.Hay un folleto que describe este episodio debido a la pluma vibrante y correcta de uno de nuestros coterráneos, el elegante escritor José Tamayo Lastre, muerto en la capital, con residencia durante muchos anos, primero en la capital de la provincia, donde estuvo de redactor de dos secciones en el diario La Bandera Española, ambas secciones desligadas completamente del credo politico del director Don Emilio de Aguerrizábal, y después de constituída la república, en La Habana, desempeñando una cátedra en la Escuela Normal.


DE COMO SE COLONIZO MANZANILLO.


Los primeros en penetrar en esta región fueron miembreos de la comunidad religiosa de los RRPP predicadores, que amparados en un precepto legal en aquella época, pretendieron adueñarse para la comunidad, de la mayor cantidad de propiedades rústicas, y ese precepto, maliciosamente interpretado y más maliciosamente puesto en práctica estaba oficialmente consignado en la Real Cédula, promulgada por el supremo consejo de Indias que daba derecho en un tanto por ciento de todo terreno no descubierto al que lo denunciara y el capitán Parada y los RRPP predicadores se aprovecharon de esa circunstancia denunciando grandes porciones de territorio virgen que los frailes trochaban en el acto, siendo esta trocha y los fundos de Parada, el eje de las más acaloradas disputas; eje de nuestra division territorial.
Estos frailes fueron, en todo tiempo, mucho frailes; todo lo querían para ellos, todo lo ambicionaban para la iglesia, para el Papa.
De ahi parte la colonizacion; del segundo tercio del siglo XVI, poco después de la fundación de Bayamo, vinieron aqui los exploradores, entre ellos el capitán Parada, que parece tenía ansias de porciones inmensas, y como queda dicho, los famosos RRPP predicadores. Comenzaron los repartos de tierra del Realengo, entre los que tenían intenciones de fijar aquí su residencia.
No hay ni noticias remotas de los indígenas que por aquí quedaban. Hay quien opina que Guarina vivió en esta parte del territorio que se le asigno a Bayamo y a no ser por la horrible y despiadada matanza que aquel Weyler de la conquista que se llamó Panfilo Narvaez, llevó a efecto en la conquista de Bayamo, en el cacicazgo de Caonao, de sus primitivos inofensivos moradores, ninguna otra noticia tenemos que nos ponga sobre la huella de los últimos aborígenes que habitaban y eran dueños y señores de estas comarcas.
Se hablaba mucho a mediados del siglo pasado de la india Yara, de la que toman nombre el poblado y el río en cuyo territorio vivió, y de la otra Macaca con la que pasa otro tanto, porque en cuanto a la leyenda de que Hatuey, el valeroso y digno cacique, que fue quemado vivo por el clero, se ha desvanecido que fuera en este Yara desde que el insigne historiador y novelista Emilio Bacardi probó que no es en este donde fue cruel e ignominiosamente martirizado Hatuey, sino en otro que hay por Baracoa.
De esta absorción de tierra, llevada a cabo mañosa y cautelosamente por los RRPP predicadores en la última mitad del siglo XVI, resultó la visita que se llamó pastoral del RP Fray Bartolomé de las Cabezas y Altamirano, Obispo de esta Diócesis, a estos territorios, acompañado de los clérigos Fray Diego Sánchez y el canónigo Francisco de la Puebla y que fueron a alojarse a la finca de Parada, único lugar apropiado para albergar a un señor mitrado de la categoría y rango del Obispo, en los primeros dias del año 1604 y que por una coincidencia inexplicable resultó simultánea al asalto del pirata Filiberto Sinon, que se aprovechó de esa coyuntura para hacer una buena presa que le produjera una gruesa suma de dinero por el rescate.
Este asalto inesperado por el señor Obispo y la prisión de tan santo varón llegó hasta Bayamo, donde se aprestaron al rescate, que realizó el capitán de una compañía de infantería, Gregorio Ramos, cuyo documento oficial se transcribe más adelante.


Este mismo hecho de los RRPP predicadores, despertó en unos cuantos señores la idea de atajar a tiempo estos desmanes de los tan previsores eclesiásticos por lo que parece fuera éste el motivo de que el capitán Parada obtuviera no poca cantidad de terrenos en esta comarca.
Según las tradiciones que se han borrado y sólo conservamos por algunos ancianos nacidos antes de la epopeya del 68, conocida por la guerra de los Diez Años, que referian y hasta discutian nuestros abuelos, se decía que Fray Bartolomé de las Cabezas y Altamirano en una visita pastoral fue el que dijo la primera misa, en esta zona, en el poblado de Yara, debajo del histórico y milenario tamarindo, que existió al costado derecho, saliendo de la iglesia, hasta que en los primeros dias del mes de Mayo de 1876 lo mandó a derribar el comandante militar del destacamento de Yara que tuvo por fuerte a la iglesia, con el pretexto de que detrás de su tronco podrían parapetarse cómodamente más de 25 insurrectos que fusilarían a quemarropa a los soldados del destacamento. Este oficial era de apellido Meneu.
Los anteriores jefes del destacamento, a pesar de estar en el octavo año de guerra y tener la iglesia por fuerte, respetaron el árbol, pero Meneu, más previsor que los otros, lo mandó derribar, en cuya tarea emplearon once dias los soldados que sirvieron de leñadores.
Los primeros en fijar residencia en esta parte del litoral fueron pescadores y gente de mar, que tan pronto se abrió el puerto se ocupaban en la descarga y carga de los buques que fondeaban en este puerto, ya de cabotaje, ya de travesía, y así tuvimos que el lugar más cómodo para varar y carenar sus embarcaciones era el que está entre las calles de Astillero y la desembocadura del Rio Yara, lugar del que por una concesión les fue señalado un tramo con ese plausible objeto y a medida que Bayamo adquiría auge y ensanchaba sus proporciones, tambien adquiría proporciones y se ensanchaba Manzanillo, e iban en aumento sus pobladores. Estos se habían agrupado en cinco porciones que constituyeron otros tantos partidos; el primer grupo Yara, donde en los primeros momentos se pensó fundar la población aprovechando todas las ventajas que por su topografia ambas ofrecen para una buena población; llanura amplísima y de buen terreno, bañado por el hermoso río de su nombre, se pensó en este lugar para fomentar una gran ciudad; pero hubo de desistirse de ese pensamiento, aún despues de haber elegido el trazado de una población con unas 6 caballerías, por entender que era mejor el puerto de mar aunque tuvieran que habérselas a cada momento con corsarios y piratas.
De ahí partió el pensamiento de cambiar el lugar para el establecimiento de este pueblo, a mediados del siglo XVII.
En 1795 fue comisionado por el supremo Consejo de Indias el agrimensor José de Zayas Bazán para que se hiciera el deslinde de los terrenos mercedados del Realengo. Este deslinde fue ampliado y ratificado de 1831 a 1832 por el también agrimensor Francisco Morando, con la supervisión del comisionado general y teniente gobrenador Fulgencio Salas.En una impugnación que le hicieron al Consisterio en el año 1840, se consigna que el trazado de la población se hizo en el 1796 y se supone que lo haría José de Zayas Bazán, encargado desde el 95 de la mensura de los terrenos del Estado.

He aquí los mensurados.
TEJARES
Antonio Estrada
Vicente Aguilera
Antonio Yser
Manuel Martínez
Carlos Segrera (En los linderos del trazado de la población)
Juan Gabriel de León
INGENIOS
Juan de Dios Valdespino
María del Rosario Estrada
Juan Ramírez
Manuel Socarrás (herederos)
Ramón Santo Domingo
Miguel Caraballo
Pedro Agustín Figueredo
Rosario Izaguirre
Antonio Iser
Miguel Fernández
Bartolomé Rosabal
Vicente Aguilera
Felipe Catalina
Mr. Manuel Wilson
Miguel Palomino
Juan Rubio
Angel Figueredo
TENERIAS
Ramón de Santo Domingo
Juan Campos
CAFETAL
Juan Pérez (heredero)
POTREROS
Antonio M. Estrada
Juan Caballero
Ignacio Zanagoitía
Ramón Santo Domingo
Santiago Hall
Francisco Javier Ramírez
Juan Campos
SITIOS DE LABOR Y CULTIVO
Francisco Javier Ramirez
Juan Campos
Ramón Santo Domingo
Josefa Nuñez
Joaquín Polo
María del Rosario Estrada
Juan Ramírez
Manuel Socarrás (hermanos)
Rosa Montaña
Rosario Izaguirre
Juan Labrada
Jacinto Cerviño
José Puente
Josefa Nuñez
Carlos Labrada
Manuel Tornés
Juan Lorente
Antonio Calaña
Juan Arias
Lucas Jiménez
Esteban Rosellón
Manuel Martínez
Manuel Mediaceja
Luis de Vega
Juan B Lorente
Pedro Herrera
José Antonio Chávez
Ceprián Morales
Fran Guerra (hermanos)
José Candelario Santos
Antonio M Labrada
Manuel Alba
Manuel Guisao
José León Escalona
Basilio Olivera
Candelario Céspedes
Vicente Rodríguez
Juan Alba
Felipe Catalina
Francisco Santos
Bernardo Quintana
Luis González
Miguel Sotomayor
Juan Francisco Gulo
Juan Félix Tornés
José del Carmen González
Miguel Blanco
Francisco Campos
Juan Gabazo
Francisco Sánchez
Manuela Silva
Juan Carval
Mateo González
Manuel Verdecia
Andrés Ramírez
Juan Fornaris
Hilario Vázquez
Agustín Ginarte
Manuel Jiménez
José María Campos
Juan Caballero
María Verdecia
Vicente Ramírez
Manuel Martínez Silveira
Carlos Pallón
José Ortiga (herederos)
Ramón Santo Domingo
Licenciado Antonio Botello
José Guerra
Joaquín Mesa
Antonio M Estrada
José M Escalona
Florentino Escalona
Luis Ortiz
Antonio Céspedes
Pedro Agustín Figueredo
NO MENSURADOS
Joaquín Lorente
Ignacio Franco
Manuel José de la Rosa
Joaquín Lorente
Joaquín Brisuela
Miguel Palomino
Juan Rubio
Alejandro Rojas
Nicolás Machao
José Tomás Alemán
Miguel Batista
Juan Labrada
Miguel Castillo
Fernando Castillo
Miguel Tamayo
Vicente Tornés
José Ramón Boynés
Ramón Carballo
Ramón Berdecia
Estanilao Cedeño
Baltasar Ortega
José Megía
Pedro Sierra
Angel Figueredo
Manuel Toledano
Manuel Vega
José Ramón Vega
Ramón Beltrán
Juan Antonio Castellanos
Pablo Machao
Juan Antonio Pelegrino
Miguel Fernández
Juan Nepomuceno Sánchez
José M Rodríguez
Juan Rodríguez
Miguel Moreno
Manuel Tamayo
José Antonio Chávez (2 sitios de labor)
Vicente y José Agustín Silveira
Blás Casi
Rita Vargas
Salvador Martínez
Manuel Cervantes
Juan Antonio Rodríguez
Candelario Rodríguez
Miguel Castillo (otra)
Mariano Lorente (otra)
Agapito Sánchez
Gerónimo Santisteban
Juan de Dios Alarcón
Miguel Martínez
Manuel Roteteño
Luis Sánchez
Tomás Forné
Manuel Muñoz
José Antonio Mariño
Juan Antonio Ramírez
Bernardino Rodríguez
Agustín Berdecia
Juan Almarales
Josefa Tornés
José Perez
Nicolás González
Josefa Naranjo
Juan Marín
Joaquín Gómez
Regina Nuñez
Polonia Estrada
Domingo Ramo
Gregorio Labrada
Pedro Fonseca
Ramón Escalona
Juan Escalona
Antonio Vargas
Anselmo Marín
Luis Almarales
Paula M Gamboa
Pedro Gamboa
Mateo Cascante
Miguel Gamboa
Bernardo Guevara
José de la Caridad Guevara
Rafael Peña
Carmelo Fontayne
Manuel González
Manuel Estrada
Vicente Rodríguez
José Antono Cabrera
y otros.

sábado, julio 05, 2008


Esta es la narración de la batalla naval de Manzanillo donde los marinos yanquis destruyeron a la marina española y salieron ilesos del ataque desde la costa. No hubo colaboración cubana con los americanos en este caso ocurrido en Julio 18 de 1898. Significativamente los españoles capitularon el 10 de Octubre de 1898, treinta años despues del inicio de las guerras en Manzanillo.

La historia oficial no reconoce esta batalla, pero la narracion de Everett coincide con la realidad segun la geografia del lugar.

También es notable la presencia de un casco de barco espanol hundido en la bahía.

Hay constancia del protagonismo del barco Cuba Española en los anales de esta guerra.

En la foto aparece el barco Purísima Concepción trasladando a los marinos yanquis al terminar la segunda ocupación en Manzanillo, en la mañana de Navidad de 1898.
EXCITING EXPERIENCES IN OUR WARS WITH SPAIN AND THE FILIPINOS.
OFFICIAL AUTOGRAPH EDITION.
Editada por Marshall Henry Neil Everett.
Incluye la “Historia Oficial de Nuestra Guerra contra España” por el Presidente WM. McKinley, según aparece en su mensaje oficial.


CAPITULO XVI


BATALLA DE MANZANILLO


BUQUES AUXILIARES PELEAN EN LA TERCERA MAS IMPORTANTE BATALLA DE LA GUERRA.
ESPLENDIDA FAENA DE EL HIST, EL HORNET Y EL WOMPATUCK.


La batalla de Manzanillo se sitúa tercera en importancia entre los diferentes eventos navales, pero se dio tan tarde en la guerra y siguió tan de cerca a otros sucesos más importantes que no recibió la atención merecida.
La historia de esta batalla es cómo siete cañoneras caladas en lastre entraron a un puerto hostil y en menos de cuatro horas destruyeron diez barcos españoles.
Manzanilo queda en la costa sur de Cuba, al extremo este de una especie de mar interior demarcado por una línea de cayos que se extienden desde Cabo Cruz hasta Tunas de Zaza.
Manzanillo era el cuartel general de aquellos barcos que burlaban el bloqueo en donde se daban cita muchas pequeñas cañoneras de hasta 250 toneladas que habían sido construídas expresamente para navegar en aguas cubanas.Tomando todo en cuenta, Manzanillo se había convertido en un lugar muy problemático y al que se hacía muy difícil entrar dada la línea interior de cayos que bordean la boca del puerto.
En dos ocasiones se habían hecho intentos de reconocimiento; uno por el Scorpion y el Osceola y otro por el Hist, el Hornet y el Wompatuck pero habían sido rechazados con fuego cerrado; todos impactados y uno deshabilitado temporalmente.
De sus informes se pudo saber que había tres baterías en la costa y cierto número de cañoneras en el puerto, pero nada se supo respecto a si el puerto estaba minado o sobre la fortaleza de la defensa.
Finalmente se decidió un ataque combinado por los buques Wilmimgton, Helena, Scorpion, Osceola, Hist, Hornet y Wompatuck en la mañana de Julio 18. El Wilmington y el Helena eran cañoneras de calado en lastre y altos mástiles militares, diseñados para navegar en aguas de China. El Osceola y el Wompatuck eran remolcadores armados. El Scorpio, el Hist y el Hornet eran barcos de recreo adaptados.
Las dos cañoneras más grandes, aunque con tan formidable apariencia que los españoles las confundieron con acorazados, desplazaban sólo diez pies de agua y se adaptaban particularmente bien para navegar en puertos de aguas poco profundas.
El comandante C.C. Todd de el Wilmington, el oficial de mando con más tiempo de servicio había recibido órdenes de destruír los barcos enemigos pero evitar, de ser posible, cualquier confrontación con las baterías de la costa. Todavía se recordaba la suerte del Winslow, y la necedad de poner buques pequeños al alcance de la artillería pesada instalada en tierra se había quedado impresa en la mente de los oficiales de mando, especialmente cuando no habían fuerzas de desembarco disponibles.
El comandante Todd partió su flota en tres divisiones para tentar su avance en el puerto por tres diferentes vías por entre los cayos y evitar de ese modo el escape del enemigo. El Wilmington y el Helena tomaron el canal más al norte en la extrema izquierda. El Scorpion y el Osciola buscaron un canal directamente opuesto a la ciudad, mientras que el Hist, el Hornet y el Wompatuck tomaron un canal más al sur y a la extrema derecha de la línea de ataque.
Era una mañana soleada y clara, con una brisa suave del este soplando en la cara de los marinos, mientras los buques se dirigían a Manzanillo, a las 6:50 AM
El comandante W.P. Swinburne del Helena siguió el curso trazado por el Wilmington y a las 7 en punto, cuando lo tuvo a 4oo yardas a estribor, izó sus banderas.
Los cinco buques se alinearon ya dentro del borde de los cayos de norte a sur en el orden indicado y a las 7:04 una batería de la costa abrió fuego, sin alcanzar a ninguno. El comandante Swinburne había ordenado que los proyectiles trazadores que se guardan en el mástil militar fueran arrojados por la borda y fue acortando gradualmente la distancia que lo separaba de el Osceola y el Scorpion, que fue el primero en atacar a las baterías de tierra a las 7:18 Un poco más tarde el Wilmington comenzó la ofensiva contra la ciudad y a las 7:52 el Helena, que había distinguido algunos buques enemigos en el puerto, disparó con su batería de babor.
Algunas de las cañoneras españolas comenzaron a presentar batalla a la flota en ofensiva, pero la ecuanimidad y el deliberado fuego de los marinos yanquis las hizo retroceder y a las 8:07 a la entrada norte del puerto se vio ardiendo un buque de vapor.
Además de las tres baterías en la costa, un fortín en una loma detras de la ciudad abrio fuego a las 8:20 pero ningun barco americano fue alcanzado, pues estaban a unos 3000 o 4000 yardas en avance oblicuo.
No fue fácil el avance, pues los buques más grandes apenas encontraban profundidad suficiente para flotación y tenían que ser guiados por los dos hombres en la plataforma de sondeo que lanzaban la plomada constantemente. Cuando las plataformas se acercaban dos brazas era necesario tentar aguas más profundas. Como navegaban a unas 3000 yardas, los disparos del enemigo comenzaban a caer cerca de el Helena, muchos de ellos pasando por sobre el puente y un fragmento estallaba sobre el castillo de proa. Las balas al impacto se proyectaban alrededor y así perforaron el pantalón del navegante, pero nadie prestó atención, pues nadie fue herido. Los hombres de la plataforma de sondeo continuaban declamando la profundidad según sus plomadas y aunque alguno podía esquivar una bala, aun así no abandonaba su trabajo por un instante.
Marinos y oficiales lucharon en el estilo metódico que había caracterizado a la marina a lo largo de la guerra.
Un poco al sur de la ciudad estaba el pontón Maria, un armatoste utilizado como barco de recepción y entrega. Este tenía algunos cañones de 6 pulgadas que seguramente iban a ser muy hostiles. El comandante Todd sabía que debían ser destruídos, pero no quería gastar municiones; así que hizo señales al Helena: “Fuego a las cañoneras, fuego al pontón.” No solo éste ardía en llamas a las 9:20 AM sino también algunas cañoneras y transportadores.
A las 9:56 se le ordenó al Helena fijar su atención en las cañoneras a la derecha de los buques ya impactados y se acercó un poco más a la costa, disparando su batería de estribor a unas 2100 yardas de distancia. Una a una las cañoneras hostiles fueron quedando en llamas, dos de ellas explotando como fuegos articiales y el resto a la deriva. Pero ya en ese momento el Helena y otros buques se encontraban al alcance de las baterías de la costa y de un fortín en una loma encima del Punto Guá. La forma en que se hundían en el mar los proyectiles que caían cerca, indicaban que los españoles estaban usando baterías de mortero o cañón de lámina lisa de largo alcance.
Al ver que todos los barcos enemigos habían sido hundidos o destruídos, a las 10:22 el Wilmington dio la señal general de cese al fuego y la flota americana retrocedió a la bahía. El Helena continuó disparando por unos minutos para cubrir su retirada y la del Wompatuck que estaba a babor y se salpicaba con el agua que levantaban los proyectiles disparados desde la costa. A las 10:35 el fuego había cesado.
En esta acción el Helena, que había podido hacer su parte generosa del trabajo, disparó 203 proyectiles corrientes de sus cañones de 4 pulgadas; así como de sus ametralladoras Colt, 129 de 6 libras; 84 de 1 libra y 430 de 6 milímetros.
Ningún barco había sido dañado materialmente ni un solo hombre se había perdido por la parte americana y la flota recogió fácilmente los botes y otros medios móviles que habían sido dejados durante la acción en un centro de mando cubano en la costa.
Los españoles perdieron unos 200 hombres, 6 cañoneras, 3 transportadoras y un pontón. Entre las cañoneras estaban El Guardián, Estella, Cuba Española y Guantánamo. Los transportadores destruídos fueron El Gloria, El José García, así como El Purísima Concepción, que había sido perseguido hasta el puerto por la flota del bloqueo. Todo bajo el fuego de al menos 4 baterías en la costa y dos fortines. Se tuvo gran cuidado en hacer el menor daño posible a la ciudad misma, y según se sabe, poco o ningún daño se le hizo.La flota americana llegó al puerto de Manzanillo para hacer su negocio con los barcos españoles y cuando el negocio se había terminado rápida y satisfactoriamente, los barcos de la flota regresaron a sus estaciones, excepto el Wompatuck, que fue enviado a Guantánamo para reportar ante el Almirante los resultados de la batalla.

domingo, junio 22, 2008
















En el renovado sitio de internet cubaweb hemos visto que entre los sitios turisticos cubanos no aparece Manzanillo-Pilon. En algun lugar donde se informa sobre los aeropuertos internacionales tampoco aparece el de Manzanillo. Marea del Portillo y Farallones son paraisos naturales que estan siendo disfrutados por turoperadores canadienses desde los anos setenta. Los pasajes de avion y todo lo relativo al viaje se pueden encontrar con una busqueda adecuada en la web. El viaje es directo desde Montreal hasta el aeropuerto internacional de Manzanillo. Parece que seria demasiado dar promocion turistica a Pilon bajo el nombre de Bayamo, como ya se ha hecho con el Ron Pinilla, el periodico La Demajagua o el pescado de la bahia.

jueves, mayo 01, 2008

DATOS SOBRE LA RADIODIFUSIÓN EM MANZANILLO.

Como antecedentes a la radiofusión en nuestro terruño queremos señalar que en Manzanillo se escuchó por primera vez un aparato de radio en el año 1921, en una exhibición que se hizo con fines propagandísticos en el Círculo Manzanillo, aprovechando que esa noche -2 de Julio- tuvo lugar en el Montgomery Oval de Jersey City la pelea entre Dempsey y Carpentier ante una concurrencia de más de 80 mil espactadores que cotizaron la cantidad de $ 1626530.00. Dempsey derrotó a Carpentier en el 4to round. Aquel evento fue transmitido por radio y los manzanilleros se agolparon ante un equipo de enormes proporciones con bocinas de cuello de ganso. Eran los albores de la radiodifusión.Este nuevo invento fue inaugurado en Cuba en 1922 en una emisora de la Cuban Talephone Company cuyo micrófono utilizó el Presidente Dr. Alfredo Zayas y Alfonso para enviar un saludo al gobierno y pueblo norteamericanos.Solamente 10 años más tarde el 10 de Octubre de 1932 se intentaba inaugurar en Manzanillo la CMKM con un control remoto desde el antiguo Teatro Popular, en una velada que ofrecía el Gremio de Choferes en el 1er Aniversario de la fundación de su servicentro, que administraba Francisco Castro Virella. Falló el intento pero no el propósito y un mes más tarde en los 560 kilociclos se escuchaba plenamente la emisora con el título de Radio Majestic.Era un producto artesanal de Jesús Armesto Braña, joven español de Lugo, Galicia, arraigado en Manzanillo donde constituyó su familia y residió hasta su fallecimiento en 1964.La CMKM constituyó de hecho un aporte socio-económico-cultural, porque además de servir de fuente de trabajo en los precarios momentos económicos del machadato, fue el escenario donde se presentaron y se desarrollaron numerosas figuras que constituirían después honrosos nombres en las letras y la música de nuestro pueblo. Fue, para hacerle justicia, un digno parangón de la Revista Orto. Y se caracterizó igual que Orto por el desinterés de sus colaboradores que no reparaban esfuerzos para, con recursos muy rudimentarios, dotar a Manzanillo de un medio de comunicación masiva que entonces solamente existía en la Habana y muy pocas localidades del interior de la isla.Así surgieron del anonimato declamadoras, trovadores, cuentistas, poetas, conjuntos musicales, etc. Y mediante controles remotos, veladas conmemorativas, homenajes y hasta asambleas políticas.Primero funcionó en los altos de la bodega La Mina de Oro en las calles Merchán y Pedro Figueredo. En 1942 fue trasladada para los bajos frente al Parque de Céspedes al lado de la actual Casa de Cultura.En 1950 el consorcio de Gaspar Pumarejo la adquirió para anexarla a la cadena "Unión Radio", pero incumplió el compromiso y trasladaron la frecuencia para Holguín, quedándose Manzanillo casi dos años sin su voz radial.En julio de 1952 las instituciones económicas y culturales de Manzanillo demandaron del Ministro de Comunicaciones una nueva frecuencia como necesidad para el desarrollo, y en consecuencia, en Noviembre de ese mismo año salía al aire la CMDF en los 1590 kilociclos, como parte de la Red Provincial de Radio, de Oriente.Comenzaba una nueva etapa empresarial para la radio en Manzanillo. Contrario a lo que ocurría anteriormente que cada productor de programa se procuraba sus propios anunciantes y compartían el monto con la administración de la CMKM, ahora la CMDF creaba una plantilla de empleados asalariados, aunque nunca se prescindió de los colaboradores voluntarios.En el año 1961 la CMDF "Radio Manzanillo" fue nacionalizada integrándose al FIEL, continuando en el reducido espacio en la azotea del establecimiento "La Fortuna".En 1971 los estudios fueron trasladados al nuevo local de Martí y Quintín Bandera, radicación que actualmente ocupa, aumentándose considerablemente la plantilla a medida que se expandía su influencia en nuestro quehacer cultural y revolucionario.En 1972 la emisora optó por el glorioso nombre de “Radio Granma”, antes que la división político-administrativa designara a esta provincia con el apelativo del Yate que desembarcó a los libertadores en las Coloradas, el 2 de diciembre de 1956.Es bueno señalar que paralelamente existió en Manzanillo, desde 1938 y por unos 3 ó 4 años, la radioemisora CMKE pero el campo económico era muy reducido y los anunciantes no abundaban. Y que durante la insurrección los llamados "masferreristas" pretendieron montar una emisora propia, pero el triunfo de la Revolución no les permitió siquiera terminar el edificio que estaban construyendo en la calle Joaquín Oro, esquina a San Octavio en Barrio de Oro.En la década de los años cuarenta, después de la 2da Guerra Mundial, funcionaban en Manzanillo los llamados amplificadores, instalados en lugares por donde transitaba mucho personal, como el Parque Céspedes y el Parquecito Bertot; y también circulaban por las calles de la ciudad y por los barrios rurales llevando una algarabía comercial musicalizada. Estos sistemas de propaganda, y hasta de polémicas públicas pírricas fueron suprimidos por el Ministro de Gobernación del gobierno de Prío Socarras (1948-52) nombrado Lomberto Díaz, quien desplegó una campaña contra los ruidos innecesarios y vino abajo todo aquel lucrativo negocio de los amplificadores.De aquella pequeña planta artesanal que creo Jesús Armesto, la radiodifusión Manzanillera se ha desarrollado cualitativa y cuantitativamente, teniendo acumulados en su trayectoria dos galardones insuperables; ser la Mejor Emisora Municipal del país y por sexta vez Vanguardia Nacional, aparte de decenas de premios en los Festivales anuales del ICRT.

Fuente: Boletín Litoral. Dedicado a la Radiodifusión en Manzanillo. UNEAC, Manzanillo, febrero de 1991

Memorias de la pantalla o El silencio aparente.
Por: Ramón Leonardo Cabrera Figueredo.

Antes de despedirme del conocido critico de cine Carlos Galiano en su despacho del ICAIC y tomar la calle veintitrés del vedado para perderme en la Rampa capitalina, quedó en mi una especie de curiosidad por la cantidad de temas abordados en aquella nuestra primera entrevista, todos los asuntos tratados tenían relación con nuestra matria: Manzanillo, mas uno de ellos resultó fascinante; los nacidos aquí que han llegado a desarrollar una intensa e interesante vida en los audiovisuales del país contribuyendo al desarrollo de nuestra cultura nacional desde lo local hasta lo más puramente universal, sobre todo en el cine y la televisión; después fui tanteando lo que era perceptible desde mi perspectiva, no solamente eran ellos, sino también el nombre de la ciudad que a través de ellos se hacia tangible y visible en nuestros medios nacionales.
Comencé a saborear la posibilidad de escribir sobre Manzanillo o los manzanilleros y el cine cubano o los audiovisuales, pero definitivamente pudo más la pereza y el asunto paso al cajón de los recuerdo. Fue Delio Orozco quien, con su insistencia obsesiva en asuntos de historias documentadas, cayó sobre mí como un ángel exterminador hasta hacerme estimar que de “no hacerlo”, el asunto se convertiría en una cuestión de honor entre nosotros y convencido de su buen proceder, me dispongo a compartir con Uds. este tema que no es mío sino nuestro.
Antiquísimas historias corren sobre el volumen cultural y artístico de nuestra noble ciudad, lluvias de tintas se han escrito sobre nuestros intelectuales y artistas en todas las disciplinas, que llevaron sublimemente el nombre de este legendario lugar descubierto y hallado en sus propias obras hasta el pueblo de Cuba y buena parte del mundo, lo curioso es que se desconoce el aporte, también, en el terreno cinematográfico.
Enrique Santiesteban quizás sea, de los actores, el más conocido en nuestro país, por sus apariciones en programas de la televisión particularmente San Nicolás del Peladero, qué no sé porque razón, se me antoja ahora el Manzanillo que yo no viví, el de la república; este actor magnífico por añadidura, fue el primero que después de 1959 apareció en una película producida por el entonces joven instituto de cine cubano, nada menos que bajo la batuta de uno de los más grande realizadores revolucionarios del nuevo cine latinoamericano: Tomás Gutiérrez Alea, en su memorable comedia Las doce sillas; aún más curioso resulta saber que el nombre de Manzanillo ya estaba escrito en la primera producción cubana de ficción realizada por el ICAIC en el 59, Historias de la Revolución con el primer cuento: El Rebelde, del propio Titón. Más adelante el autor de Memorias del subdesarrollo, vuelve a la carga con un largometraje, quizás de los pocos salvables del mal llamado quinquenio gris -prefiero llamar decenio-, Los sobrevivientes, un verdadero homenaje a Luis Buñuel, donde el director decide volver a trabajar con el manzanillero Enrique Santiesteban en un protagónico que hizo historia: aquel patriarca que decide aislarse del mundo ante los cambios que produce la revolución, anécdota realmente encantadora.
Otro entre los manzanilleros inscriptos en la historia del cine nacional es el sexagenario Dr. Miguel Benavides Chávez, interesante figura de la cultura nacional que tuvo la ventura de trabajar con los fabulosos Humberto Solás y Manuel Octavio Gómez en títulos tan debatibles como: Un día de noviembre, Cecilia, o la primera película musical cubana, Patakín, Miguel Benavides, además, ha actuado en varias coproducciones con España que lamentablemente no se han visto en el oriente del país, el mismo actor obtuvo un flamante premio a la mejor actuación masculina en el festival de cine de Moscú por su desenvolvimiento en la cinta El otro Francisco, recreación cinematográfica de la realidad del negro esclavo en la Cuba colonial. Este artista también labora mucho tiempo en la televisión nacional, donde participó en numerosas series dramáticas que le dieron un vuelo importante en el gremio allá por los años ochenta y noventa de la pasada centuria.
En la década mas auténtica que conoció la cinematografía nacional, un originario nuestro prendió la mecha de lo que fue después la polémica mas enconada sobre el cine y su función social, sobre el cine y su función artística, política e ideoestética: Blás Roca Calderío, quien abrió una discusión interesante a la luz del tiempo transcurrido, desde entonces, que todavía hoy requiere de un análisis pausado sobre ese mismo tema tan actual, vigente y recurrente; este debate se establecía entre dos revolucionarios, entre dos personalidades de nuestra sociedad emergente del proceso insurreccional, el presidente, entonces del ICAIC: Alfredo Guevara y Blas Roca, redactor por aquel tiempo de la columna “Aclaraciones” del periódico Hoy, desde donde se estableció el cine debate mas agudo, público y controversial que registran nuestras publicaciones periódicas. Veintitrés notas intercambiadas y no todas publicadas, fueron el saldo de estas opiniones ciertamente encontradas en muchas aristas* En los años sesenta, el experimentado director del noticiero ICAIC latinoamericano y posteriormente devenido en uno de los paradigmas de la escuela documentalistica cubana, Santiago Álvarez, realiza un documental intenso e inmenso, recogiendo en él, las dramáticas consecuencias del ciclón Flora a su paso por el territorio de la antigua provincia de Oriente, en ese mismo material fílmico se muestra la construcción de la Ciudad Pesquera de Manzanillo y la tarea de pesca en el Golfo del Guacanayabo realizada por nuestros pescadores, estas escenas fueron tomadas para Santiago Álvarez por un camarógrafo manzanillero que pude conocer en mis días de estudio en el ISA y que hoy se dedica a la docencia en esa filial, Luis E. Tolosa, quedando así registrado para la historia una porción de aquella realidad; con esto, el maestro del documental cubano explicó como se encontraba la extensa llanura del Cauto antes de que ese fenómeno meteorológico penetrara en tierra y coloca la imagen de esta ciudad marina en el centro mismo de uno de los mejores documentales cubanos: Ciclón.
Amor vertical, de Arturo Sotto, es una cinta cubana que asume a Manzanillo desde la lejanía o desde la mera cita, pues en su oficioso discurso toma en tres ocasiones el pretexto del lugar para descubrirnos, con una óptica satírica, en tres pequeñas secuencias: una, donde el tren nuestro y de Bayamo arriba a la estación central de ferrocarriles de la Habana lugar donde comienzan a bajar vacas y personas con grandes cajas de cartón desde sus vagones o coches; otra, en la cual la actriz Paula Alí, bajo un puente en el río Almendares, comenta: “A Manzanillo no vuelvo más, tú resuelves ese problema, porque aunque yo tenga que vivir bajo un puente, a Manzanillo no vuelvo mas [...]” o en aquel otro segmento del filme donde la actriz antes mencionada, replica a los doctores que tienen que ver con su problema: “¡Yo no he venido en tren desde Manzanillo para escuchar una cosa así!”, Lo que el lector quizás no sepa es que el realizador de esta película basa sus esquemáticos parlamentos en las expresiones de tíos y abuelos suyos quienes vivieron mucho tiempo en la ciudad, entonces el referente proviene de manzanilleros que recalaron posteriormente en la capital, según alguien me estuvo comentando algún lejano día.
Otro que ha dedicado buena parte de su tiempo y talento a escribirle a la ciudad es Arturo Arango; quien, recopila en un pequeño libro varios cuentos de Manzanillo o sobre Manzanillo en un volumen titulado La Habana Elegante; lo importante es que este narrador manzanillero pudo agenciárselas para derivar uno de aquellos cuentos en guión cinematográfico: Lista de Espera, que el director de cine Juan Carlos Tabío más tarde llevara a la pantalla con título idéntico. El cuento narra las peripecias de un grupo de pasajeros en la terminal nacional de ómnibus interprovinciales que pretenden en medio de la ausencia de transporte trasladarse al interior. Según me cuenta Arturo, nunca se pudo filmar en aquella locación por razones prácticas y de producción, pero la esencia de buena parte del conflicto general tenía mucha relación con ese viaje desde la Habana hasta Manzanillo que él había experimentado alguna vez en su vida, incluso me cuenta el propio Arango, que el tenía previsto salir en pantalla como suerte de pasajero o figurante que bajaba del ómnibus en el lugar que finalmente fue seleccionado para la locación, pero no pudo ser porque en aquel momento estuvo ocupado en otras cosas. Lo significativo es que Arturo Arango entra al mundo del guión cinematográfico realizado o producido definitivamente con un tema relacionado con su ciudad natal y por derecho propio, invade el cine desde la literatura para asumirlo por muy buen tiempo teniendo en cuenta que repite la formula Arango-Tabío en otra producción de cine llamada Aunque este lejos, amén de las ocasiones que ha estado como oponente en la competencia de guiones del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en la Habana o como jurado en esta misma categoría, lo cierto es que Arturo es también nuestro, lo dicen sus visitas, y se mantiene dentro de la “jugada”.
Carlos Galiano conserva por más de treinta años un espacio de orientación cinematográfico fundado por el ICAIC en la TV: Historia del Cine, otro coterráneo que desde entonces vemos en nuestras pantallas, por eso lo interesante de su conversación sobre cine y sobre Manzanillo.
En el proceso de filmación de: La tercera versión de la ciudad, documental que entrelaza el arte, la cultura y el hábitat nuestro; descubrimos muchos detalles inherentes al tema que nos indican una activa y espontánea integración de creadores al mundo de las imágenes y los sonidos desde el propio proceso creador hasta la critica especializada, proceso indetenible que sólo será renovado por una aptitud ante la vida, lo cual queda demostrado por todos los que siendo oriundos de esta ciudad y sin los recursos a su alcance ha sabido cruzar el umbral de lo imposible.
A partir de finales de los años setenta del siglo XX, Manzanillo promovió varios grupos de creación cinematográfica y de video en la ciudad. Recuerdo perfectamente bien las figuras de Wilfredo Aguilera, José Luis García Barbán, Humberto Matos, Eusebio Merladet, Benito Joaquín Milanés, Luis Alberto Zayas, Luis Mario Buduen, este último que supo realizar dibujos animados que deslumbraron a buena parte del país y que sólo eran realizados en Manzanillo, o Amado de la Rosa que trabaja hoy en el diario Juventud Rebelde, promotor insistente de este primer grupo que se auto nombró CLUBCIGRANMA. Existe un extenso inventario de documentales y dibujos animados realizados en la época sobre soporte de celuloide o película cinematográfica de 8 ó 16 mm, formatos muy utilizados entonces, y que fueron cesanteados por las nuevas tecnologías del video, de la informática y las comunicaciones. Todo esto ocurría en momentos en que en la provincia Granma no existían, incluso, corresponsalías o telecentros, lo que dobla el mérito de lo realizado desde Manzanillo y apreciado en el ámbito nacional e internacional; cuenta lo dan los numerosos premios recibidos en las diferentes categorías y competencias en las que se participó.
Los revelados de negativos-positivos se hacían en La Vuelta del Caño, donde se velaron cientos de pies de películas filmadas en la ciudad que la mayor parte de las veces registraban el palpitar político, económico, social y artístico cultural de nuestro enclave.
Bajo la sombra de la Asociación Hermanos Saiz nació y creció un grupo con el nombre FORMU FILMS, que floreció allá por el año 1983 y su gestión se extendió hasta 1988, momento en el cual se fragmentó y se desintegró asumiendo la sección de Radio Cine y TV de la AHS a muchos de estos compañeros que logramos realizar cuatro trabajos en Cine: un corto de ficción Desembarco, que tocaba el tema de la lucha contra bandidos e infiltrados y tres documentales sobre patrimonios locales: Y los monumentos se hicieron nuestros... que a modo de serie sobre el tema pretendió resaltar los valores históricos de sitios importantes de nuestra nación. En video se realizaron también cuatro documentales, Turismo en la cuna del son, Glosas, Amanecer de futuro y La computación en la comunidad, por solo comentar alguna, conviene decir que en Glosas nos ocupamos Dionisio Ponce, Pedro Rivero (hijo), el entonces grupo “Convergencia” y Julio Sánchez Chang; era un sencillo Homenaje a José Martí en un aniversario de su natalicio; Julio escribió los textos de una glosa a un poema de Martí, Pedro Rivero los musicalizó y montó con el grupo y finalmente nosotros filmamos y editamos aquella proeza compartida, o el documental Amanecer de Futuro, que resultó ser el único premiado en la única edición de los Premios de la Ciudad dedicado a cine en 1990.
Esa historia que a partir de entonces no terminó jamás, se vio menguada por el advenimiento de un período de crisis económicas que no dejaba producir el sueño tantas veces acariciados por jóvenes y viejos realizadores. Se paralizó toda la creación y comenzaron momentos de estudios y reflexión.
En el 2001, se realizó el documental La tercera Versión de la Ciudad, trabajo que compartí con Eduardo Bertot Vieito y que resultó ser el Gran Premio Nacional del Festival de Invierno. En el 2003 volvimos a rodar, en esta ocasión el primer corto de ficción en video que se hacía en Manzanillo: El socio.
Durante todos estos años, de cierta manera, he sido testigo de oficio y protagonista junto a un grupo de compañeros en cada uno de los proyectos de realización audiovisual en la ciudad y también responsable, como promotor de la cultura artística de un sin número de eventos regionales o nacionales y por tal razón no he perdido la confianza en que cualquiera, con los conocimientos y la experiencia pueda burlar ese momento nefasto de la rutina y la mediocridad, mas bien no pienso que sea un problema de ciudades o fatalismos geográficos. Es cuestión de “Ser o no Ser”. Es un problema de opiniones.
*Véase “Indice de una polémica (con Blas Roca) dossier incompleto” en: Revolución es lucidez, Ediciones ICAIC, La Habana 1998 o la revista “Cine Cubano” No 140. Edición por el 40 Aniversario de la fundación del ICAIC.