lunes, agosto 08, 2011

Ampudia no era tan malo como lo pintan.


La estrategia española después del alzamiento de Don Carlos Manuel de Céspedes y Castillo en su finca del ingenio La Demajagua fue la de tierra arrasada en los alrededores de la villa de Manzanillo.
La estrategia cubana era hostilizar al ejército español, guerrilleros y voluntarios, logrando que ninguna columna enemiga avanzara más de dos kilómetros sin ser tiroteada y que la mentalidad pro-española tuviera bien claro el concepto de plaza sitiada.
Una comisión de nueve jefes guerrilleros y voluntarios, seguramente responsables de la mala fama de su jefe, el coronel de caballería Don Juan Ampudia y Domínguez, teniente gobernador y comandante militar de Manzanillo, se presentó ante éste para pedir audiencia, que le fue concedida, ¿Qué hay de nuevo, señores?
__ Señor, tenemos algo de nuevo, en lo que usted tal vez esté de acuerdo, pues lo hemos meditado bien; estamos convencidos de que las familias cubanas de los alzados que tanto nos mortifican merecen un duro castigo que les sirva de escarmiento a los insurrectos.
__ ¿Y cuál es el plan que traen ustedes, meditado para escarmentar a los insurrectos en las personas de sus familiares?
__ Pues que usted nos autorice dos horas de degüello. Son suficientes para arrasar con todos.
__ Una noche de San Bartolomé. Es tan grave lo que me piden; tiene el asunto tanta responsabilidad moral, que no es para resolver sin previa meditación, aparte de la responsabilidad material. Ahora pueden marcharse, necesito una semana para meditar. Vengan el próximo lunes a las ocho de la mañana para conocer mi resolución.
El coronel Ampudia esperaba la cita de completo uniforme, en el salón delantero de su casa, moviéndose a pasos cortos y al compás de un ritmo interior. Recibió a la comisión sin ceremonia ni brindarle asiento, ¿Insisten ustedes en su propósito de degollar a los manzanilleros, no ha variado en nada su pensamiento?
__ En nada ha variado, coronel.
__ Pues bien, estoy dispuesto a concederles no dos horas, sino tres; de doce de la noche a tres de la madrugada, pero con las siguientes bases: mi corneta de órdenes toca generala y a la carga; ustedes comienzan por degollar a sus mujeres y sus hijos; yo acuartelo las fuerzas del ejército regular; tan pronto terminen con sus familias vienen a degollarme a mí, que soy cubano de nacimiento, soy habanero, y si no se atreven a llegar a donde yo estoy, iré con los soldados de la patria hacia ustedes, a que los cacen con las puntas de sus bayonetas. Hasta las doce de la noche.
__Mi coronel, con esas condiciones…Nada, desistimos de nuestros planes.

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