domingo, julio 06, 2008

APUNTES HISTORICOS DE MANZANILLO Y SU FUNDACION.
SACADOS DEL ARCHIVO DE LA ADMINISTRACION MUNICIPAL POR FRANCISCO JAVIER ANTUNEZ.
MANZANILLO. SEPTIEMBRE DE 1927


Cuando en 1819 atacaron a Manzanilo los corsarios venezolanos el dia 8 de Octubre, ya los vecinos tenían el propósito de constituírse en municipio independiente, y así lo confirma que ya se había hecho el trazado de la villa para ir ganando tiempo y así se habían construído las primitivas casas alineadas y en orden y algunos ranchos de guano y embarrado, o sean las paredes y tabiques hechas de barro sobre esteras de cujes y otras de yaguas y ocupando posiciones en líneas definitivas de las calles. Entre otras de estas casas estaba la de la batería para “La Purísima Concepción” desde donde se contestó al fuego del bergantín armado en corso que realizaba el asalto.
Fue tan certera la puntería de los artilleros que al cuarto o quinto disparo habían desarbolado el buque y terminó el combate con la rendición de la dotación, con su capitán y la bandera venezolana que enarbolaba el bergantín en su mesana y profa.
De ese combate decían algunos sobrevivientes en el año 1868, 1869 y hasta el 1875 lo siguiente, que pone en evidencia el escaso vecindario, los pocos pobladores que había en el Manzanillo.
“Acudieron de Yara y de Bayamo, en su auxilio, las milicias de uno y otro lugar.”
A este respecto dice Juan de Quesada, allegado familiar mío, mi abuelo materno, que falleció en Diciembre de 1869 a la edad de 96 años lo que sigue.
“Cuando en 1819 atacó a Manzanillo un corsario venezolano el dia 8 de Octubre, se nos reunió con la mayor rapidez en el atardecer del dia 7 y se nos comunicó la noticia de que un velero de mucho andar y con bandera sospechosa se aproximaba al puerto y había que prepararse para la defensa. “Vamos a reforzar la guarnición con la mayor rapidez.
“Tan pronto estuvimos reunidos marchamos, la noche estaba tibia y aunque hacía dos dias que no llovía, el camino estaba un poco pesado, pero llegamos a tiempo, más o menos a las tres de la mañana estábamos en la batería.
“El buque, un bergantín, estaba al pairo dentro del puerto, el capitán necesitaba la luz del día para determinar nuestras posiciones, enarbolaba en la mesana la bandera venezolana, al fin abrió fuego sobre lo que él creía eran nuestras posiciones, y no todos los tiros tocaban tierra, algunos se quedaban cortos en el mar, mientras que nuestros artilleros al tercer disparo dieron en el blanco y así fue hasta que desarbolaron el bergantín en tanto que intentaron un desembarco de gente armada en los botes en que traían la bandera, que se capturó y la que arrastraban todos los años en la fiesta conmemorativa, que se celebra con el nombre del combate cada domingo próximo al dia 8 de Octubre.
“Hubo carniceria pero, ¿a qué referírsela?, triunfamos en toda la línea y esa fue nuestra mayor satisfacción.
“Nuestros artilleros barrieron el barco, silenciaron sus cañones y se aprisionó su bandera, qué más?
Juan de Quesada no era artillero, era sólo miliciano de infantería con residencia en Yara.Hay un folleto que describe este episodio debido a la pluma vibrante y correcta de uno de nuestros coterráneos, el elegante escritor José Tamayo Lastre, muerto en la capital, con residencia durante muchos anos, primero en la capital de la provincia, donde estuvo de redactor de dos secciones en el diario La Bandera Española, ambas secciones desligadas completamente del credo politico del director Don Emilio de Aguerrizábal, y después de constituída la república, en La Habana, desempeñando una cátedra en la Escuela Normal.


DE COMO SE COLONIZO MANZANILLO.


Los primeros en penetrar en esta región fueron miembreos de la comunidad religiosa de los RRPP predicadores, que amparados en un precepto legal en aquella época, pretendieron adueñarse para la comunidad, de la mayor cantidad de propiedades rústicas, y ese precepto, maliciosamente interpretado y más maliciosamente puesto en práctica estaba oficialmente consignado en la Real Cédula, promulgada por el supremo consejo de Indias que daba derecho en un tanto por ciento de todo terreno no descubierto al que lo denunciara y el capitán Parada y los RRPP predicadores se aprovecharon de esa circunstancia denunciando grandes porciones de territorio virgen que los frailes trochaban en el acto, siendo esta trocha y los fundos de Parada, el eje de las más acaloradas disputas; eje de nuestra division territorial.
Estos frailes fueron, en todo tiempo, mucho frailes; todo lo querían para ellos, todo lo ambicionaban para la iglesia, para el Papa.
De ahi parte la colonizacion; del segundo tercio del siglo XVI, poco después de la fundación de Bayamo, vinieron aqui los exploradores, entre ellos el capitán Parada, que parece tenía ansias de porciones inmensas, y como queda dicho, los famosos RRPP predicadores. Comenzaron los repartos de tierra del Realengo, entre los que tenían intenciones de fijar aquí su residencia.
No hay ni noticias remotas de los indígenas que por aquí quedaban. Hay quien opina que Guarina vivió en esta parte del territorio que se le asigno a Bayamo y a no ser por la horrible y despiadada matanza que aquel Weyler de la conquista que se llamó Panfilo Narvaez, llevó a efecto en la conquista de Bayamo, en el cacicazgo de Caonao, de sus primitivos inofensivos moradores, ninguna otra noticia tenemos que nos ponga sobre la huella de los últimos aborígenes que habitaban y eran dueños y señores de estas comarcas.
Se hablaba mucho a mediados del siglo pasado de la india Yara, de la que toman nombre el poblado y el río en cuyo territorio vivió, y de la otra Macaca con la que pasa otro tanto, porque en cuanto a la leyenda de que Hatuey, el valeroso y digno cacique, que fue quemado vivo por el clero, se ha desvanecido que fuera en este Yara desde que el insigne historiador y novelista Emilio Bacardi probó que no es en este donde fue cruel e ignominiosamente martirizado Hatuey, sino en otro que hay por Baracoa.
De esta absorción de tierra, llevada a cabo mañosa y cautelosamente por los RRPP predicadores en la última mitad del siglo XVI, resultó la visita que se llamó pastoral del RP Fray Bartolomé de las Cabezas y Altamirano, Obispo de esta Diócesis, a estos territorios, acompañado de los clérigos Fray Diego Sánchez y el canónigo Francisco de la Puebla y que fueron a alojarse a la finca de Parada, único lugar apropiado para albergar a un señor mitrado de la categoría y rango del Obispo, en los primeros dias del año 1604 y que por una coincidencia inexplicable resultó simultánea al asalto del pirata Filiberto Sinon, que se aprovechó de esa coyuntura para hacer una buena presa que le produjera una gruesa suma de dinero por el rescate.
Este asalto inesperado por el señor Obispo y la prisión de tan santo varón llegó hasta Bayamo, donde se aprestaron al rescate, que realizó el capitán de una compañía de infantería, Gregorio Ramos, cuyo documento oficial se transcribe más adelante.


Este mismo hecho de los RRPP predicadores, despertó en unos cuantos señores la idea de atajar a tiempo estos desmanes de los tan previsores eclesiásticos por lo que parece fuera éste el motivo de que el capitán Parada obtuviera no poca cantidad de terrenos en esta comarca.
Según las tradiciones que se han borrado y sólo conservamos por algunos ancianos nacidos antes de la epopeya del 68, conocida por la guerra de los Diez Años, que referian y hasta discutian nuestros abuelos, se decía que Fray Bartolomé de las Cabezas y Altamirano en una visita pastoral fue el que dijo la primera misa, en esta zona, en el poblado de Yara, debajo del histórico y milenario tamarindo, que existió al costado derecho, saliendo de la iglesia, hasta que en los primeros dias del mes de Mayo de 1876 lo mandó a derribar el comandante militar del destacamento de Yara que tuvo por fuerte a la iglesia, con el pretexto de que detrás de su tronco podrían parapetarse cómodamente más de 25 insurrectos que fusilarían a quemarropa a los soldados del destacamento. Este oficial era de apellido Meneu.
Los anteriores jefes del destacamento, a pesar de estar en el octavo año de guerra y tener la iglesia por fuerte, respetaron el árbol, pero Meneu, más previsor que los otros, lo mandó derribar, en cuya tarea emplearon once dias los soldados que sirvieron de leñadores.
Los primeros en fijar residencia en esta parte del litoral fueron pescadores y gente de mar, que tan pronto se abrió el puerto se ocupaban en la descarga y carga de los buques que fondeaban en este puerto, ya de cabotaje, ya de travesía, y así tuvimos que el lugar más cómodo para varar y carenar sus embarcaciones era el que está entre las calles de Astillero y la desembocadura del Rio Yara, lugar del que por una concesión les fue señalado un tramo con ese plausible objeto y a medida que Bayamo adquiría auge y ensanchaba sus proporciones, tambien adquiría proporciones y se ensanchaba Manzanillo, e iban en aumento sus pobladores. Estos se habían agrupado en cinco porciones que constituyeron otros tantos partidos; el primer grupo Yara, donde en los primeros momentos se pensó fundar la población aprovechando todas las ventajas que por su topografia ambas ofrecen para una buena población; llanura amplísima y de buen terreno, bañado por el hermoso río de su nombre, se pensó en este lugar para fomentar una gran ciudad; pero hubo de desistirse de ese pensamiento, aún despues de haber elegido el trazado de una población con unas 6 caballerías, por entender que era mejor el puerto de mar aunque tuvieran que habérselas a cada momento con corsarios y piratas.
De ahí partió el pensamiento de cambiar el lugar para el establecimiento de este pueblo, a mediados del siglo XVII.
En 1795 fue comisionado por el supremo Consejo de Indias el agrimensor José de Zayas Bazán para que se hiciera el deslinde de los terrenos mercedados del Realengo. Este deslinde fue ampliado y ratificado de 1831 a 1832 por el también agrimensor Francisco Morando, con la supervisión del comisionado general y teniente gobrenador Fulgencio Salas.En una impugnación que le hicieron al Consisterio en el año 1840, se consigna que el trazado de la población se hizo en el 1796 y se supone que lo haría José de Zayas Bazán, encargado desde el 95 de la mensura de los terrenos del Estado.

He aquí los mensurados.
TEJARES
Antonio Estrada
Vicente Aguilera
Antonio Yser
Manuel Martínez
Carlos Segrera (En los linderos del trazado de la población)
Juan Gabriel de León
INGENIOS
Juan de Dios Valdespino
María del Rosario Estrada
Juan Ramírez
Manuel Socarrás (herederos)
Ramón Santo Domingo
Miguel Caraballo
Pedro Agustín Figueredo
Rosario Izaguirre
Antonio Iser
Miguel Fernández
Bartolomé Rosabal
Vicente Aguilera
Felipe Catalina
Mr. Manuel Wilson
Miguel Palomino
Juan Rubio
Angel Figueredo
TENERIAS
Ramón de Santo Domingo
Juan Campos
CAFETAL
Juan Pérez (heredero)
POTREROS
Antonio M. Estrada
Juan Caballero
Ignacio Zanagoitía
Ramón Santo Domingo
Santiago Hall
Francisco Javier Ramírez
Juan Campos
SITIOS DE LABOR Y CULTIVO
Francisco Javier Ramirez
Juan Campos
Ramón Santo Domingo
Josefa Nuñez
Joaquín Polo
María del Rosario Estrada
Juan Ramírez
Manuel Socarrás (hermanos)
Rosa Montaña
Rosario Izaguirre
Juan Labrada
Jacinto Cerviño
José Puente
Josefa Nuñez
Carlos Labrada
Manuel Tornés
Juan Lorente
Antonio Calaña
Juan Arias
Lucas Jiménez
Esteban Rosellón
Manuel Martínez
Manuel Mediaceja
Luis de Vega
Juan B Lorente
Pedro Herrera
José Antonio Chávez
Ceprián Morales
Fran Guerra (hermanos)
José Candelario Santos
Antonio M Labrada
Manuel Alba
Manuel Guisao
José León Escalona
Basilio Olivera
Candelario Céspedes
Vicente Rodríguez
Juan Alba
Felipe Catalina
Francisco Santos
Bernardo Quintana
Luis González
Miguel Sotomayor
Juan Francisco Gulo
Juan Félix Tornés
José del Carmen González
Miguel Blanco
Francisco Campos
Juan Gabazo
Francisco Sánchez
Manuela Silva
Juan Carval
Mateo González
Manuel Verdecia
Andrés Ramírez
Juan Fornaris
Hilario Vázquez
Agustín Ginarte
Manuel Jiménez
José María Campos
Juan Caballero
María Verdecia
Vicente Ramírez
Manuel Martínez Silveira
Carlos Pallón
José Ortiga (herederos)
Ramón Santo Domingo
Licenciado Antonio Botello
José Guerra
Joaquín Mesa
Antonio M Estrada
José M Escalona
Florentino Escalona
Luis Ortiz
Antonio Céspedes
Pedro Agustín Figueredo
NO MENSURADOS
Joaquín Lorente
Ignacio Franco
Manuel José de la Rosa
Joaquín Lorente
Joaquín Brisuela
Miguel Palomino
Juan Rubio
Alejandro Rojas
Nicolás Machao
José Tomás Alemán
Miguel Batista
Juan Labrada
Miguel Castillo
Fernando Castillo
Miguel Tamayo
Vicente Tornés
José Ramón Boynés
Ramón Carballo
Ramón Berdecia
Estanilao Cedeño
Baltasar Ortega
José Megía
Pedro Sierra
Angel Figueredo
Manuel Toledano
Manuel Vega
José Ramón Vega
Ramón Beltrán
Juan Antonio Castellanos
Pablo Machao
Juan Antonio Pelegrino
Miguel Fernández
Juan Nepomuceno Sánchez
José M Rodríguez
Juan Rodríguez
Miguel Moreno
Manuel Tamayo
José Antonio Chávez (2 sitios de labor)
Vicente y José Agustín Silveira
Blás Casi
Rita Vargas
Salvador Martínez
Manuel Cervantes
Juan Antonio Rodríguez
Candelario Rodríguez
Miguel Castillo (otra)
Mariano Lorente (otra)
Agapito Sánchez
Gerónimo Santisteban
Juan de Dios Alarcón
Miguel Martínez
Manuel Roteteño
Luis Sánchez
Tomás Forné
Manuel Muñoz
José Antonio Mariño
Juan Antonio Ramírez
Bernardino Rodríguez
Agustín Berdecia
Juan Almarales
Josefa Tornés
José Perez
Nicolás González
Josefa Naranjo
Juan Marín
Joaquín Gómez
Regina Nuñez
Polonia Estrada
Domingo Ramo
Gregorio Labrada
Pedro Fonseca
Ramón Escalona
Juan Escalona
Antonio Vargas
Anselmo Marín
Luis Almarales
Paula M Gamboa
Pedro Gamboa
Mateo Cascante
Miguel Gamboa
Bernardo Guevara
José de la Caridad Guevara
Rafael Peña
Carmelo Fontayne
Manuel González
Manuel Estrada
Vicente Rodríguez
José Antono Cabrera
y otros.

sábado, julio 05, 2008


Esta es la narración de la batalla naval de Manzanillo donde los marinos yanquis destruyeron a la marina española y salieron ilesos del ataque desde la costa. No hubo colaboración cubana con los americanos en este caso ocurrido en Julio 18 de 1898. Significativamente los españoles capitularon el 10 de Octubre de 1898, treinta años despues del inicio de las guerras en Manzanillo.

La historia oficial no reconoce esta batalla, pero la narracion de Everett coincide con la realidad segun la geografia del lugar.

También es notable la presencia de un casco de barco espanol hundido en la bahía.

Hay constancia del protagonismo del barco Cuba Española en los anales de esta guerra.

En la foto aparece el barco Purísima Concepción trasladando a los marinos yanquis al terminar la segunda ocupación en Manzanillo, en la mañana de Navidad de 1898.
EXCITING EXPERIENCES IN OUR WARS WITH SPAIN AND THE FILIPINOS.
OFFICIAL AUTOGRAPH EDITION.
Editada por Marshall Henry Neil Everett.
Incluye la “Historia Oficial de Nuestra Guerra contra España” por el Presidente WM. McKinley, según aparece en su mensaje oficial.


CAPITULO XVI


BATALLA DE MANZANILLO


BUQUES AUXILIARES PELEAN EN LA TERCERA MAS IMPORTANTE BATALLA DE LA GUERRA.
ESPLENDIDA FAENA DE EL HIST, EL HORNET Y EL WOMPATUCK.


La batalla de Manzanillo se sitúa tercera en importancia entre los diferentes eventos navales, pero se dio tan tarde en la guerra y siguió tan de cerca a otros sucesos más importantes que no recibió la atención merecida.
La historia de esta batalla es cómo siete cañoneras caladas en lastre entraron a un puerto hostil y en menos de cuatro horas destruyeron diez barcos españoles.
Manzanilo queda en la costa sur de Cuba, al extremo este de una especie de mar interior demarcado por una línea de cayos que se extienden desde Cabo Cruz hasta Tunas de Zaza.
Manzanillo era el cuartel general de aquellos barcos que burlaban el bloqueo en donde se daban cita muchas pequeñas cañoneras de hasta 250 toneladas que habían sido construídas expresamente para navegar en aguas cubanas.Tomando todo en cuenta, Manzanillo se había convertido en un lugar muy problemático y al que se hacía muy difícil entrar dada la línea interior de cayos que bordean la boca del puerto.
En dos ocasiones se habían hecho intentos de reconocimiento; uno por el Scorpion y el Osceola y otro por el Hist, el Hornet y el Wompatuck pero habían sido rechazados con fuego cerrado; todos impactados y uno deshabilitado temporalmente.
De sus informes se pudo saber que había tres baterías en la costa y cierto número de cañoneras en el puerto, pero nada se supo respecto a si el puerto estaba minado o sobre la fortaleza de la defensa.
Finalmente se decidió un ataque combinado por los buques Wilmimgton, Helena, Scorpion, Osceola, Hist, Hornet y Wompatuck en la mañana de Julio 18. El Wilmington y el Helena eran cañoneras de calado en lastre y altos mástiles militares, diseñados para navegar en aguas de China. El Osceola y el Wompatuck eran remolcadores armados. El Scorpio, el Hist y el Hornet eran barcos de recreo adaptados.
Las dos cañoneras más grandes, aunque con tan formidable apariencia que los españoles las confundieron con acorazados, desplazaban sólo diez pies de agua y se adaptaban particularmente bien para navegar en puertos de aguas poco profundas.
El comandante C.C. Todd de el Wilmington, el oficial de mando con más tiempo de servicio había recibido órdenes de destruír los barcos enemigos pero evitar, de ser posible, cualquier confrontación con las baterías de la costa. Todavía se recordaba la suerte del Winslow, y la necedad de poner buques pequeños al alcance de la artillería pesada instalada en tierra se había quedado impresa en la mente de los oficiales de mando, especialmente cuando no habían fuerzas de desembarco disponibles.
El comandante Todd partió su flota en tres divisiones para tentar su avance en el puerto por tres diferentes vías por entre los cayos y evitar de ese modo el escape del enemigo. El Wilmington y el Helena tomaron el canal más al norte en la extrema izquierda. El Scorpion y el Osciola buscaron un canal directamente opuesto a la ciudad, mientras que el Hist, el Hornet y el Wompatuck tomaron un canal más al sur y a la extrema derecha de la línea de ataque.
Era una mañana soleada y clara, con una brisa suave del este soplando en la cara de los marinos, mientras los buques se dirigían a Manzanillo, a las 6:50 AM
El comandante W.P. Swinburne del Helena siguió el curso trazado por el Wilmington y a las 7 en punto, cuando lo tuvo a 4oo yardas a estribor, izó sus banderas.
Los cinco buques se alinearon ya dentro del borde de los cayos de norte a sur en el orden indicado y a las 7:04 una batería de la costa abrió fuego, sin alcanzar a ninguno. El comandante Swinburne había ordenado que los proyectiles trazadores que se guardan en el mástil militar fueran arrojados por la borda y fue acortando gradualmente la distancia que lo separaba de el Osceola y el Scorpion, que fue el primero en atacar a las baterías de tierra a las 7:18 Un poco más tarde el Wilmington comenzó la ofensiva contra la ciudad y a las 7:52 el Helena, que había distinguido algunos buques enemigos en el puerto, disparó con su batería de babor.
Algunas de las cañoneras españolas comenzaron a presentar batalla a la flota en ofensiva, pero la ecuanimidad y el deliberado fuego de los marinos yanquis las hizo retroceder y a las 8:07 a la entrada norte del puerto se vio ardiendo un buque de vapor.
Además de las tres baterías en la costa, un fortín en una loma detras de la ciudad abrio fuego a las 8:20 pero ningun barco americano fue alcanzado, pues estaban a unos 3000 o 4000 yardas en avance oblicuo.
No fue fácil el avance, pues los buques más grandes apenas encontraban profundidad suficiente para flotación y tenían que ser guiados por los dos hombres en la plataforma de sondeo que lanzaban la plomada constantemente. Cuando las plataformas se acercaban dos brazas era necesario tentar aguas más profundas. Como navegaban a unas 3000 yardas, los disparos del enemigo comenzaban a caer cerca de el Helena, muchos de ellos pasando por sobre el puente y un fragmento estallaba sobre el castillo de proa. Las balas al impacto se proyectaban alrededor y así perforaron el pantalón del navegante, pero nadie prestó atención, pues nadie fue herido. Los hombres de la plataforma de sondeo continuaban declamando la profundidad según sus plomadas y aunque alguno podía esquivar una bala, aun así no abandonaba su trabajo por un instante.
Marinos y oficiales lucharon en el estilo metódico que había caracterizado a la marina a lo largo de la guerra.
Un poco al sur de la ciudad estaba el pontón Maria, un armatoste utilizado como barco de recepción y entrega. Este tenía algunos cañones de 6 pulgadas que seguramente iban a ser muy hostiles. El comandante Todd sabía que debían ser destruídos, pero no quería gastar municiones; así que hizo señales al Helena: “Fuego a las cañoneras, fuego al pontón.” No solo éste ardía en llamas a las 9:20 AM sino también algunas cañoneras y transportadores.
A las 9:56 se le ordenó al Helena fijar su atención en las cañoneras a la derecha de los buques ya impactados y se acercó un poco más a la costa, disparando su batería de estribor a unas 2100 yardas de distancia. Una a una las cañoneras hostiles fueron quedando en llamas, dos de ellas explotando como fuegos articiales y el resto a la deriva. Pero ya en ese momento el Helena y otros buques se encontraban al alcance de las baterías de la costa y de un fortín en una loma encima del Punto Guá. La forma en que se hundían en el mar los proyectiles que caían cerca, indicaban que los españoles estaban usando baterías de mortero o cañón de lámina lisa de largo alcance.
Al ver que todos los barcos enemigos habían sido hundidos o destruídos, a las 10:22 el Wilmington dio la señal general de cese al fuego y la flota americana retrocedió a la bahía. El Helena continuó disparando por unos minutos para cubrir su retirada y la del Wompatuck que estaba a babor y se salpicaba con el agua que levantaban los proyectiles disparados desde la costa. A las 10:35 el fuego había cesado.
En esta acción el Helena, que había podido hacer su parte generosa del trabajo, disparó 203 proyectiles corrientes de sus cañones de 4 pulgadas; así como de sus ametralladoras Colt, 129 de 6 libras; 84 de 1 libra y 430 de 6 milímetros.
Ningún barco había sido dañado materialmente ni un solo hombre se había perdido por la parte americana y la flota recogió fácilmente los botes y otros medios móviles que habían sido dejados durante la acción en un centro de mando cubano en la costa.
Los españoles perdieron unos 200 hombres, 6 cañoneras, 3 transportadoras y un pontón. Entre las cañoneras estaban El Guardián, Estella, Cuba Española y Guantánamo. Los transportadores destruídos fueron El Gloria, El José García, así como El Purísima Concepción, que había sido perseguido hasta el puerto por la flota del bloqueo. Todo bajo el fuego de al menos 4 baterías en la costa y dos fortines. Se tuvo gran cuidado en hacer el menor daño posible a la ciudad misma, y según se sabe, poco o ningún daño se le hizo.La flota americana llegó al puerto de Manzanillo para hacer su negocio con los barcos españoles y cuando el negocio se había terminado rápida y satisfactoriamente, los barcos de la flota regresaron a sus estaciones, excepto el Wompatuck, que fue enviado a Guantánamo para reportar ante el Almirante los resultados de la batalla.