LA HISTORIA LOCAL Y NACIONAL EN LA REVISTA ORTO. 1937-1957.
Por: Francisco Felino Riverón Morales.
Revista Orto. Significación y desarrollo.
• Factores que influyen en el desarrollo cultural de Manzanillo a fines del siglo XIX e inicios del siglo XX.
Estudiosos y especialistas han arribado al consenso de que en la etapa pseudorrepublicana la ciudad de Manzanillo gozó de cierto desarrollo cultural que, al compararla con otras regiones del interior del país, le confería un status privilegiado, a tal punto, que algunos la consideraban como "una plaza cultural fuerte". Sobre este aspecto se puede leer en uno de los números de la Revista Orto: "Se dice que Manzanillo es un pueblo de temperatura cultural elevada... Pueblo de verdadera tradición cultural en todos los órdenes, Manzanillo puede mostrar, orgulloso, un movimiento en el sector literario vigilante y hondo como pocos en Cuba. Desde los tiempos del Grupo Literario hasta la fecha, se ha dicho, y con razón que Manzanillo es la ciudad culta por excelencia... pero no será ocioso que repitamos ahora que Manzanillo no es un pueblo culto porque tenga buenos poetas ni buenos literatos, porque tenga órganos de publicación en mayor o menor número ni porque disponga de muchos amigos de la lectura literaria. Manzanillo es un pueblo culto por la posición elevada de su espíritu público, por su constante proyección hacia las cosas más puras y altas de la vida. Si quisiéramos hacer un detenido examen de todos los sectores de la actividad pública de Manzanillo, si quisiéramos analizar todas y cada una de las corrientes que intervienen en la formación vital del pueblo, si nos dispusiéramos a contemplar las diversas promociones sociales de Manzanillo, veríamos enseguida que todas las fuerzas tienen un punto central de convergencia: la unidad cultural, en su grado mejor de esta sociedad. No es muy fácil encontrar otro pueblo que viva más preocupado, más vigilante, más alerta en el sentido cultural que Manzanillo" (Consejo de Redacción, 1941: p. 1 2). Esa preocupación constante por el desarrollo de la cultura la convirtió en un lugar recurrente para el intercambio y la confrontación, para la promoción de importantes figuras de la cultura cubana. Destacados intelectuales de las letras cubanas y latinoamericanas dejaron su impronta en la ciudad, lo que a la postre legó un caudal de incalculable valor para la cultura local en particular y nacional en general.
El análisis de las fuentes consultadas, como resultado del procesamiento de los datos, nos permite afirmar que Manzanillo es un caso singular, aunque no es el único, en el desarrollo cultural del país. La singularidad de este desarrollo, en una ciudad alejada relativamente de los centros económicos, políticos, sociales y culturales más importantes del país, hay que buscarla en la interrelación de los elementos de carácter objetivo y subjetivo:
a) El relativo desarrollo económico que vive la región a fines del siglo XIX, que de hecho se convierte en su soporte material.
b) El nacimiento, en la penúltima década de la pasada centuria, de una generación de destacados intelectuales que conformarían, a partir de los años 20 del siglo XX, el núcleo primario del Grupo Literario de Manzanillo.
c) La relación, intercambio y colaboración con destacados escritores cubanos y latinoamericanos.
a).-Aspectos más generales del desarrollo económico de la región de Manzanillo a fines del siglo XIX.
Durante el período que se indica se experimentaron una serie de transformaciones en la estructura económica en esta región, pues ocurrieron cambios que denotaban las particularidades de su evolución histórica.
Los efectos de la guerra se hicieron sentir con fuerza en toda la actividad agraria de la región. Todos los renglones básicos de la producción experimentaron una aguda crisis. Ante esta situación las autoridades coloniales trataron de reconstruir la producción agraria, elemento fundamental en la economía de la región. Así, en 1879 en un documento oficial de Ramón Blanco se oficializaba la exoneración de pago de aranceles a la entrada de ganado vacuno, mular y caballar y toda especie de maquinaria agrícola, figurando Manzanillo entre los puertos con este privilegio. (A. H.P.S.C. Gobierno Provincial, Legajo 661, Expediente 6).
La ganadería sufrió un profundo azote como resultado de la guerra pero para el año 1882 apareció una solicitud de varias sociedades y vecinos de Manzanillo para que se les concediera por un año la libre introducción de ganado sin pago de derechos, con el propósito de contribuir a la construcción de Manzanillo. (A. H.P.S.C. Gobierno Provincial. Legajo 662. Expediente 9).
Es evidente que esta actividad económica presentaba dificultades después de la guerra, provocadas por el sacrificio en masa del ganado y por la ruina de muchas haciendas comuneras en los territorios de la región que se dedicaban en lo fundamental al cultivo. Para revitalizar un poco la economía ganadera el gobierno colonial comenzó un proceso encaminado a subastar tierras para el fomento de la misma. Fue muy significativo este proceso en tierras del estado del término municipal de Manzanillo, haciéndose extensivo en el censo de los años 1882 y 1884 y en adelante (A. H.P.S.C. Gobierno Provincial. Legajo 645. Expediente 7,9).
Los territorios subastados tenían, en sentido general, la característica de fomentar la crianza de ganado con cuantía de 30 a 50 cabezas, lo cual estimulaba la práctica ganadera en pequeñas porciones de terreno.
En el marco de la evolución económica de esta región,particular característica reviste el proceso seguido en la industria azucarera que lo diferencia de lo que ocurre en la parte occidental de la isla. En la zona costera, que corría de Manzanillo hasta Pilón, en el curso de la etapa se fundaron los siguientes centrales: "Dos Amigos" en Campechuela, propiedad de los hermanos Roca Tasís y Cia.; el "Tranquilidad" en Calicito, propiedad de los Srs. León e Hijos; el de Vicana, en Media Luna, propiedad de los Srs. Ferrer y Cia.; el de San Luis en Niquero, propiedad de José Roca Almiral; todos estos para el año 1883 (A. H.P.S.C. Gobierno Provincial. Legajo 300. Expediente 37). En 1884 aparece el "Sofía" en Yara (A. H.P.S.C. Gobierno Provincial. Legajo 663. Expediente 11) y, en 1887, el Santa Teresa en Campechuela por la sociedad Rigney.(A. H.P.S.C. Gobierno Provincial. Legajo 301. Expediente 22).
Como consecuencia de ello comenzaría a desarrollarse una infraestructura que contribuiría al desarrollo de la región. Documentos de la década del 80 del siglo XIX testimonian las gestiones de las compañías fundadoras de estos centrales para construir líneas férreas, establecer también comunicación telefónica entre puntos claves para el desarrollo de la industria azucarera. (A. H.P.S.C. Gobierno Provincial. Legajo 300. Expediente 1).
Este proceso de concentración en la industria azucarera tuvo como característica el hecho de que se realizó sobre la base de unidades fabriles de nueva creación, fundadas en lo fundamental por sociedades comerciales nacionales y locales, no observándose una gran oleada de inversión del capital norteamericano.
Entre los renglones económicos que se exportaban en la región ocupa un lugar destacado el tabaco. En el período que va desde 1875 a 1900, en el término de Manzanillo, la producción de tabaco estuvo localizada en 211 vegas, distribuidas en los territorios que componían la administración municipal, tales como el Zarzal, Yara, Campechuela y Vicana. En este quinquenio la producción creció por años siendo los índices productivos más altos en Vicana, en Yara y en el Zarzal, con producciones entre 250 y los 300 tercios de capa y de 100 hasta 140 tercios de tripa. (A. H.P.S.C. Gobierno Provincial. Legajo 2791. Expediente 7.).
Unido al desarrollo de estos tres renglones: ganadería, azúcar y tabaco, tiene lugar un incremento de las actividades portuarias. Manzanillo se convierte en el principal puerto de la región en la actividad de importación y exportación.
Es conveniente exponer que estas producciones condicionaron la existencia de una fuerte concentración obrera, lo que convirtió a la ciudad en uno de los focos principales de rebeldía en los primeros años de la pseudorrepública, de donde salieron importantes líderes políticos para nuestro país.
Este relativo desarrollo económico que no negaba la existencia de las desigualdades y de la explotación , sirvió de soporte material al desarrollo cultural que experimentó esta ciudad.
b).-Generación de destacados intelectuales.
Con respecto al papel de las generaciones José Antonio Portuondo analizó profundamente la íntima relación que existe entre la historia y las generaciones literarias. En su obra La Historia y las Generaciones arribaba a las siguientes conclusiones:
1.-Toda la historia está integrada por la sucesión y el juego dialéctico de las generaciones diversas que constituyen un fenómeno constante, pero que requieren también determinadas condiciones históricas para manifestarse.
2.-Entendemos por Generaciones literarias un grupo humano que vive y produce dentro de circunstancias históricas comunes, las cuales determinan una comunidad de experiencias y quehaceres expresados en temas y formas literarias comunes" (Portuondo, 1981: p. 83 84).
Para definir desde el punto de vista espacio temporal a una generación literaria se ha aceptado el término de treinta años. Este criterio no ha de ser visto de una forma rígida, en tanto puede ser más reducido o más extenso en el número de años aceptado, de acuerdo con las circunstancias históricas que vive una generación determinada.
Se refiere también a los términos, coetaneidad y contemporaneidad. Son coetáneos los que tienen aproximadamente la misma edad y contemporáneos los que, sin tener la misma edad, viven en una misma época. Por supuesto, la generación está determinada por la coetaneidad; pero no es posible ignorar la contemporaneidad.
Estas características anteriormente señaladas la cumplían un conjunto de hombres que nacen en Manzanillo, por lo general en la penúltima década del siglo XIX, que conformarían posteriormente una generación de destacados intelectuales, quienes con su creación impulsarían el desarrollo de la cultura local y nacional. El destino de estos intelectuales converge con otros, de una forma u otra, en la ciudad de Manzanillo; que de forma privilegiada vive un desarrollo de la cultura, sobre todo en el ámbito de la literatura.
Entre este núcleo de manzanilleros vale destacar a Alberto Aza Montero, Epifanio Sánchez Quesada, Luis Felipe Rodríguez, Julio Girona, Filiberto Agüero, Angel Cañete Vivó, Braulio Cañete Vivó, Rogelio González y Nemesio Lavié. A este selecto grupo se fueron uniendo otros que, sin haber nacido en esta ciudad, contribuyeron a su desarrollo. Entre ellos se encuentran: Manuel Navarro Luna, José Manuel Poveda, Miguel Galiano Cancio, Ghiraldo Jiménez, América Betancourt y Juan Francisco Sariol.
Este grupo de jóvenes, con profundos deseos de promover el desarrollo cultural de la ciudad, constituyeron el 4 de septiembre de 1921, el Grupo Literario de Manzanillo. Uno de sus fundadores, Epifanio (Epi) Sánchez Quesada, en su libro Memorias de un Manzanillero expresa: "Primero fuimos cuatro los que nos sentábamos a departir por las noches en el Parque Céspedes. Después reunimos dos bancos y se acrecentó la tertulia al aire libre, luego se añadieron algunas sillas, hasta que el amigo que las alquilaba Vicente Seguí con generoso desprendimiento nos asignó dos docenas de sillas, pintadas de azul, con las iniciales G.L., en la parte posterior. Entre los que nos reuníamos allí se acordó designar esa institución Grupo Literario.
Era anárquica en su rectoría. Nadie la presidió ni pudo atribuirse su jefatura. Tal agrupación influyó de manera predominante en la vida cultural y artística cubana ... (Sánchez, 1956: p. 35 36).
Con independencia de que es cierto que nadie pueda atribuirse la jefatura del Grupo Literario, se ha podido determinar que Juan Francisco Sariol se convirtió, de hecho, en el eje y columna vertebral del mismo, por cuanto logró en él mayor unidad y auge a través de la imprenta "El Arte", la Nochebuena Martiana, la Biblioteca Martí y la Revista Orto. Esta última se convierte en el órgano vocero de la actividad literaria del grupo.
c).-Colaboración de destacados escritores cubanos y latinoamericanos.
Los diferentes países que conforman lo que se ha dado en llamar Caribe y los situados al sur del Río Bravo, por encima de sistemas políticos, están ligados por lazos históricos, económicos, políticos y culturales. Diversas han sido las formas que han adoptado esos vínculos y una de ellas ha sido el que se establece a través de las publicaciones y, en particular, a través de las revistas. Justamente, dentro de estas últimas, es preciso destacar a la revista Orto.
Un rasgo que distinguió la revista fue haber propiciado la unión cultural, literaria y artística cubana con los países de "Nuestra América" y expresión de esto fue la comunicación constante que mantuvo con destacados intelectuales en todo el decursar del tiempo de existencia como publicación. Entre los colaboradores cubanos y latinoamericanos más destacados se encuentran: Dulce María Borrero, Manuel Serafín Pichardo, Max Henríquez Ureña, Pedro Henríquez Ureña, Néstor Carbonell, Héctor Poveda, Fernando Lles, Regino Boti, Agustín Acosta, Bonifacio Byrne, Hilarión Cabrisas, Enrique José Varona, Pedro López Dorticós, Medardo Vitier, Alfonso Hernández Catá, Manuel Sanguily,Jorge Mañach, Rafael Esténger, Gustavo Sánchez Galarraga, Nicolás Guillén, Andrés Núñez Olano, Mariblanca Sabas Alomá, Raúl Roa García, Félix Pita Rodríguez, Alejo Carpentier, Juan Marinello, Pablo de la Torriente Brau, Federico Henríquez y Carvajal, José Antonio Portuondo, Carlos Rafael Rodríguez, Mirtha Aguirre, Aniceto Valdivia (Conde Kostia), Emilio Ballagas, Angel Augier, Emilio Roig de Leuchsenring, Emeterio Santovenia, entre otros.
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