En el blog nombrado postcuba, el intelectual revolucionario Marco Velázquez Cristo critica a los que el flamante presidente ha criticado; intelectuales revolucionarios pero no tan revolucionarios: no lo suficiente como para la ortodoxia fidelista.
Allí defiende el tío la idoneidad de una frase muy conocida del Bardo del Avon en su drama Hamlet. Yo dejo a los especialistas cubiches la puja existencialista de la adecuación de esas palabras al tema de los apóstatas. Lo cierto es que el fantasma de la perestroika recorre los pasillos de los palacios del poder en Cuba.
A continuación intercalo un comentario que le hice:
Compadre; qué clase de sociedad tan aburrida sería la que
usted propone! De las variadas contradicciones en que usted cae, la principal
es aquello de que ustedes han sido generosos en la victoria. Usted acusa de
traidores a los de su misma clase revolucionaria sólo porque no lo son
suficientemente; vaya generosidad! En las posiciones ideológicas siempre hay
matices; usted nunca va a encontrar esa pureza que propugna. Esa pléyade de
intelectuales que usted acusa de contrarrevolucionarios no pueden estar minando
las bases de la revolución porque fuera de esas bases no sabrían vivir; lo
único que han hecho por décadas es tocar la flauta para que el populacho entre
por el carril y se mantenga; son los verdaderos pastores del pueblo cubano. No me venga con el cuento
de que desean desarmar el muñeco que ha creado con tanto esfuerzo el hábil
trapero durante sesenta años. Y eso sin hablar de la rudeza con que han tratado
siempre al que no profesa su ideología. Yo siempre he sido irrevolucionario
porque aún siendo un jovencito no pude entender la ofensiva revolucionaria
apropiándose del fruto del trabajo de un hombre tras generaciones de sudor; ni
por qué había que desarraigar una familia de su hábitat por la sola razón de
haber quedado dentro de una zona en conflicto; ni la razón por la que arrastrar
y apalear a un ciudadano por querer abandonar este país. Siempre hubo
revolucionarios como usted porque hay un pueblo como el cubano, que vive
feliz en cadenas. Mi lucha siempre ha sido defender el derecho del pueblo cubano al
progreso. Si la democracia lleva al progreso, el progreso tiene que llevar a la
democracia. Punto. Por eso llevan ustedes tanto tiempo contribuyendo al
oprobio, porque los inconformes de adentro se convierten en los odiosos de
afuera y así se cierra el maldito círculo vicioso. Si todo el esfuerzo del exilio, de los
enemigos históricos y de todo el mundo se encauzara en llevar progreso y
prosperidad al suelo cubano, nadie iba a recordar la puñetera revolución en
algunos años. Pero para lograr eso hay que romper un prejuicio y eso no es
fácil. Hay que romper el bloqueo americano, suspender la prohibición de viajes
desde Usa , eliminar la
batalla ideológica contra los comunistas cubanos: despolitizar a Cuba .
Hemos sido un pueblo bailón, cantaor, pelotero, chambelonero, hablador: fuera
la politiquería! Nunca fuimos un pueblo espartano sino en la imaginería de
nuestros exaltados patrioteros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario