La Ley Hermética del Péndulo.

Los místicos de la antigüedad descubrieron que todo fluye y lo expresaron en sánscrito, uno de los idiomas más viejos de los que se tenga conocimiento hoy día: Pantha rhêi.
Luego el gran Hermes Trimegisto estableció la Ley del Péndulo, que sostiene que todo, incluyendo la historia, sucede en ciclos idénticos armónicos y simples. De casos como éste en que parece haber un orden a partir del caos es que el hombre ha deducido o inducido la existencia de un Hacedor; según se atenga al sistema de Platón o de Aristóteles.
Dios nos llegó con la impotencia; si yo no puedo hacer tal cosa, debe de haber un ser superior que sí. Lo demás es cuestión particular de cómo me lo imagino.
Pero lo que sí parece cierto es que todo es cíclico. Hubo filósofos como Zenón, fundador de la corriente de los estoicos, que planteaba el fin de cada raza humana por cataclismos alternos; como la anterior raza debió de desaparecer por agua, la nuestra actual ha de fenecer por fuego. La peor creación del Hombre ha sido Dios; al menos el correspondiente a la idea judeo-cristiana: la concepción de Dios bajando hasta la materia para moldear un juguete a su imagen y semejanza, trazándole al mismo tiempo un camino de donde no se pueda salir so pena de ser castigado eternamente.
Dijo Kepler a su mujer, mirando fijamente la ensalada; “¿ quién podría haber reunido átomo tras átomo del universo los materiales apropiados para presentarme estas gotas de aceite, estos granos de sal y esta verdura en forma de ensalada que tú me has traído?”.
Así creo el hombre a Dios; una reducción al absurdo. Luego los matemáticos plantearon que todo en el mundo puede expresarse por una serie matemática.
El Péndulo volverá a su extremo irremisiblemente también en la historia de hoy día.
Volverá a enseñarse en las escuelas del mundo la heroicidad de Leningrado.
La información mundial cuya abrumadora mayoría está hoy en manos de seis corporaciones internacionales reconocerá el largo y tortuoso Gólgota del pueblo cubano por ser libre.
El Socialismo renacerá en su verdadero retoño, aún mejor que lo pasado.
El bien resiste derrotas, el mal no.